El biólogo Massagué dejará su proyecto en España si no recibe los fondos prometidos
El reputado investigador preside el comité asesor del Parque Científico de Barcelona
Joan Massagué, uno de los biólogos más reputados del mundo, está dispuesto a poner fin a su colaboración con el Parque Científico de Barcelona porque no llega el dinero para ponerlo en marcha. Casi dos años después de la presentación de un proyecto que aspiraba a competir con la élite internacional en investigación biomédica, las ayudas prometidas por el Ministerio de Ciencia y Tecnología no se han concretado. Massagué, que ya ha presentado formalmente su dimisión, ha abierto 'un breve' compás de espera 'en deferencia' al nuevo titular del ministerio, Josep Piqué.
La comunidad científica española lamenta la posible marcha de Massagué, que según ha explicado el investigador a EL PAÍS es mucho más que una probabilidad. Los constantes retrasos sufridos en la puesta en marcha de un instituto de investigación biomédica de excelencia en el Parque Científico de Barcelona han colmado su paciencia. La falta de concreción, que atribuye en primera instancia a la indefinición del Ministerio Ciencia y Tecnología, y la escasa predisposición de la Universidad de Barcelona, de quien depende, a dotarlo de entidad jurídica propia, son los argumentos que justifican una dimisión.
El diseño del Parque Científico de Barcelona, en el que debían coexistir empresas biotecnológicas y farmacéuticas con un instituto de investigación de primera línea internacional integrado por investigadores de la Universidad de Barcelona, el CSIC y fichajes de científicos consagrados, fue considerado unánimemente hace dos años como un enorme salto cualitativo para el sistema español. La presencia de Juan Carlos Izpisúa Belmonte en sus fases preliminares, y sobre todo la de Joan Massagué, se consideraba por aquel entonces 'toda una garantía de éxito' tanto desde Ciencia y Tecnología como desde la Generalitat, sus dos principales avaladores.
La presencia de Massagué como asesor del parque se justificaba tanto por su prestigio como científico -sus 42 artículos publicados en revistas de máximo prestigio como Cell, Nature y Science le han convertido en el segundo investigador más citado del mundo en biología-, como de gestor, en calidad de director del programa de Biología Celular del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, en el que trabajan 180 investigadores, gestiona desde hace 13 años un presupuesto anual superior a los 30 millones de dólares. El equipo investiga mecanismos moleculares del control celular relacionado con el cáner.
Massagué ha participado activamente en Barcelona en la selección de personal investigador y en la redacción de un plan estratégico que se libró al Gobierno el pasado mes de enero. En él constan unos presupuestos 'modestos pero suficientes' para competir internacionalmente, dice Massagué. Según el plan, Ciencia y Tecnología, conjuntamente con la Generalitat, tenían que invertir seis millones de euros para 2002, una cantidad pequeña si se tiene en cuenta que hace dos años se habló de una inversión de 25.000 millones de pesetas (150 millones de euros) en cuatro años.
'No juzgo el motivo, el caso es que el dinero no ha llegado', dice el prestigioso investigador. Sin dinero, afirma, no puede comprometer a ningún fichaje ni desarrollar con normalidad su labor. Prueba de ello ha sido, al menos en parte, la renuncia de Izpisúa 'y de otros investigadores ya seleccionados', dice, y la ralentización del programa científico.
Massagué mandó el pasado 5 de julio una carta a la entonces ministra Anna Birulés. Tras lamentar el estado de indefinición en el que se encuentra el proyecto, el científico anunció su intención de dimitir el día 25 si en ese margen de tiempo no apreciaba alguna respuesta que pudiera valorar como positiva. La respuesta no se ha producido, por lo que Massagué mantiene sus intenciones, pero se toma un tiempo ante el cambio de Gobierno. 'Simplemente dejo mi decisión en suspenso en deferencia a los cambios ministeriales y para contribuir a generar un ambiente posibilista', precisa.
A efectos prácticos, existe un edificio y equipamientos científicos, financiados con el célebre parquetazo (programa de financiación de equipamientos científicos por unos 35.000 millones de pesetas, que adjudicó Ciencia y Tecnología apresuradamente a finales de de 2000), unas pocas empresas pero no un instituto de investigación. 'Ha habido muchas promesas y declaraciones de buena voluntad', señala el investigador, 'pero el dinero prometido no ha llegado'. Las continuas dilaciones, agrega, han provocado la 'erosión' del proyecto hasta el punto de que nuevos retrasos podrían causar 'un daño irreversible'.
Otra 'oportunidad perdida' para la ciencia española
La posible dimisión de Joan Massagué ha causado consternación en la comunidad científica. José López Carrascosa, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB, en Madrid), entiende que las dificultades por las que atraviesa el proyecto liderado por el científico catalán suponen 'una nueva oportunidad perdida' para la ciencia española. 'Es una lástima que cuando se plantean proyectos ambiciosos y sólidos acaben cayendo en saco roto'. La situación generada, añade, es un indicador de la 'falta de madurez' del sistema español de ciencia y tecnología. Pere Puigdoménech, director del Instituto de Biología Molecular (Barcelona), considera por su parte que el proyecto ha sido víctima, de algún modo, de las deficiencias del sistema. Un centro de estas características, sostiene, exige 'nuevas formas de gestión y dinero fresco' que no provenga de las arcas con las que se sostiene el sistema actual en España. Por otra parte, dice, este tipo de iniciativas, 'absolutamente necesarias', deben integrarse en las características del país y estar dotadas de estructuras sólidas 'distintas a las de las universidades'. A José López Barneo, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla, le preocupa la falta de concreción de buena parte de los proyectos que se han diseñado en los últimos años. 'Las cosas mueren antes de nacer', lamenta. La situación le produce una 'enorme tristeza' por cuanto considera que el proyecto 'eleva el nivel de ambición' y su puesta en marcha podría significar un 'cambio cualitativo' en el sistema. 'Si echamos la vista atrás', señala, 'veremos que muy pocos centros españoles han logrado alcanzar rango internacional. Éste lo tenía todo a favor'. Jesús Ávila, del Centro de Biología Molecular (Madrid), y Carlos Martínez Alonso, del CNB, coinciden con el resto de investigadores consultados en destacar lo negativo que resultaría perder vínculos con 'uno de los científicos más brillantes que ha dado España en los últimos años'. 'A pesar de sus múltiples ocupaciones', ha declarado Martínez Alonso, 'Massagué siempre se ha mostrado abierto a la colaboración con los responsables de la política científica del país'. Su posible dimisión, indica Ávila, 'nos afecta a todos'. Lo ocurrido en el Parque Científico de Barcelona, señalan ambos, 'es una prueba más de la preocupación por la ciencia que tienen nuestros políticos'.
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