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La crítica literaria 'vive un mal momento', afirman los editores del Grupo Santillana, Anagrama y Debate

Los editores Jorge Herralde (Anagrama), Juan Cruz (Grupo Santillana) y Constantino Bértolo (Debate) coincidieron ayer en señalar el 'mal momento' que vive actualmente la crítica literaria y cómo lo que se dice de los libros influye irremediablemente en la cultura de éstos. Los tres editores participaron en un coloquio dentro del encuentro Debate sobre la Narrativa Española: desarrollos y crisis, que se celebra en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense.

El editor de Anagrama subrayó que, paradógicamente, donde realmente se juega un libro su futuro no es tanto en el texto donde aparece su crítica sino en la 'parafernalia adyacente', es decir, 'en si el artículo de la crítica aparece en página impar, si va acompañada de foto o si es muy extenso'.

Además, Herralde señaló que 'desafortunadamente en España todavía es muy visible la red de amiguismo a la hora de hacer una crítica sobre un libro', y se quejó de estar viviendo unos años de 'pensamiento unificado y único'.

Lo mismo señaló Bértolo, quien añadió que, curiosamente, los libros más vendidos suelen coincidir con los que han tenido mejores críticas y han sido más premiados. 'Una buena crítica puede ser incluso peligrosa', dijo.

El responsable de la editorial Debate propuso que las críticas de los libros se hicieran por 'sorteo' para combatir los parámetros publicitarios por los que se guían algunas de ellas. Y aseguró que lo que le gusta ahora a la crítica literaria son los libros con grandes dosis de 'humanismo cursi, donde haya metaliteratura, una visión ácida de la sociedad y dos gotitas de psicoanálisis'. De esta manera, Bértolo abogó por una crítica literaria que comprendiese un componente de crítica política, 'señalar si tal o cual libro es bueno o no para la salud de los ciudadanos de la polis', explicó el editor.

Por su parte, Juan Cruz achacó la mala situación de la crítica actual a la cantidad enorme de libros que se publican cada año, a las prisas por publicar más y a problemas de rentabilidad. 'Se lee y se hace crítica muy apresuradamente por un problema mal resuelto desde el principio', aseguró Cruz. Y añadió: 'Con la crítica de cosas abstractas, como son las novelas, me pasa en literatura como antes me pasaba con la crítica de arte, que de tan abstracto y tan abstruso no entiendo nada'.

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