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Columna
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Diente a diente

La pobreza de un país está en la boca de sus habitantes. En la boca desdentada de gentes abandonadas a la crueldad de la falta de atención sanitaria. Los dientes son síntoma de desarrollo y de cultura de salud. No hace falta ir muy atrás para constatar que en Andalucía hubo un tiempo desdentado, de sonrisas en el abandono de cuya existencia quedan aún muestras, que alimentan la angustia de saber que fue tan cierto. A veces hay decisiones política que marcan un antes y un después en la historia.

Decidir sobre los dientes de los ciudadanos habrá a quien le parezca un asunto menor y, sin embargo, como todo lo que se relaciona directamente con la calidad de vida de los ciudadanos, es una de esas cosas que marcan el futuro y hacen raya con el pasado. Había una promesa electoral del presidente Chaves pendiente de cumplimiento, la que hizo de dentista gratis para los niños andaluces. A algunos, en su momento, les pareció más que compromiso electoral, pura demagogia, incluso hubo a quien movió a la risa, naturalmente risa de bocas con dientes bien cuidados, porque es fácil tomarse a broma lo que nos afecta por tenerlo superado.

Sin embargo, los padres andaluces que tienen todavía un abuelo sin algunos dientes es seguro que esperaban y temían que no se cumpliera la promesa electoral. Esta vez ha sido sí y ya ha comenzado la primera fase de atención a niños se seis y siete años.

No debería retrasarse indefinidamente el cumplimiento total de un plan que abarca a niños hasta los 15 años. Un presente de niños con dentista es un futuro de mayores con dientes, síntoma de calidad de vida. Frente a la única preocupación por la macroeconomía, el déficit cero y otras fuentes de abandono de los servicios públicos, esa aparentemente pequeña decisión de que los niños andaluces tengan dentista es un gesto para la esperanza. La esperanza en la política que debe ir de eso: de pensar y actuar de manera que lo que se decide haga iguales a los ciudadanos, uno a uno, diente a diente, si se me permite, porque nada iguala tanto como compartir el mismo pupitre y ser atendidos por el mismo dentista.

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