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Chirac apoya a Putin en su disputa con la UE sobre Kaliningrado

El presidente francés no quiere que se pida visado a los habitantes del enclave

Pilar Bonet

Francia ha marcado con un gesto propio su retorno a la escena política en Rusia tras un largo periodo de enfriamiento en las relaciones bilaterales. El presidente Jacques Chirac, que concluyó ayer una visita de dos días a la localidad costera rusa de Sochi, se ha distanciado de la Unión Europea (UE) en la polémica sobre Kaliningrado y se ha solidarizado con Vladímir Putin, al oponerse a la introducción de visados para los habitantes de aquel territorio, que se convertirá en una isla rusa en territorio comunitario tras la ampliación.

'Creo que es inaceptable imponer a los rusos un sistema de visados para ir de un lugar a otro en su propio territorio', manifestó Chirac tras conversar con Putin el viernes en Sochi. Chirac, que realizaba su primera visita internacional tras su reelección, manifestó que la UE debe encontrar un compromiso sobre Kaliningrado. Este territorio, de algo más de 15.000 kilómetros cuadrados y un millón de habitantes, está enquistado entre el mar Báltico, por una parte, y Polonia y Lituania, por la otra. Presionados por la Comisión Europea y por las normas del sistema Schengen, Varsovia y Vilnius han anunciado que impondrán visados a los residentes de Kalinigrado a partir del 2003. En la última cumbre entre Rusia y la UE celebrada en mayo en Moscú, Putin manifestó que el futuro de las relaciones con la UE dependerá de la solución del problema de Kaliningrado y se mostró rotundamente en contra de imponer visados a los rusos.

Los países de la UE tienen posturas y sensibilidades diferentes sobre los problemas de Kaliningrado, pero Bruselas, por medio sobre todo del comisario Chris Patten, ha presentado un frente común, a saber, que está dispuesta a garantizar un régimen de tránsito flexible, barato y rápido, pero sin renunciar a los visados Schengen. Esta postura es la que inspiró el comunicado sobre Kaliningrado de la cumbre de Sevilla. España, que entre bastidores se mostraba receptiva a la posición rusa y mucho más flexible que los países nórdicos (con excepción de Suecia) o el Reino Unido, defraudó las esperanzas que el presidente Putin había depositado en José María Aznar para que éste concluyera su presidencia con un resultado más aceptable para Moscú, según informaron fuentes de política europea.

Humillación para Rusia

En Sochi, Chirac se atrevió a decir en público lo que otros líderes europeos expresan en privado. 'No puede haber ninguna solución que suponga una humillación para Rusia. Se deben respetar los derechos de los Estados y los derechos de los pueblos, la dignidad de los Estados y de los pueblos', afirmó el presidente francés. Y agregó: 'Comprendo perfectamente las posiciones de la Unión Europea y las dificultades técnicas con las que nos enfrentamos, pero hay una solución para cada problema técnico'.

Chirac toma así ya una buena posición de cara al compromiso que será necesario para solventar el problema. El gobernador de Kaliningrado, Vládimir Yegórov, se mostró confiado en que la posición de Francia sobre el régimen de visados será escuchada.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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