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EL CONFLICTO HISPANO-MARROQUÍ

Los legionarios arrían la bandera española de la isla de Perejil y se repliegan a Ceuta

Los helicópteros Superpuma completaron a las 21.59 la evacuación de los 75 soldados

España retiró anoche su contingente militar de Perejil tras el acuerdo alcanzado con Marruecos por mediación de Estados Unidos. Un helicóptero Superpuma del Ejército de Tierra se posó a las 19.40 horas de ayer sobre el islote en lo que suponía la primera maniobra para evacuar a los 75 legionarios del Tercio Duque de Alba que lo ocupaban desde primeras horas de la mañana del miércoles. Poco después, otro helicóptero llegó a la cara oeste del peñón. Antes de las 22 horas, se arriaban las dos banderas españolas que los boinas verdes habían izado en su cima tras desalojar al destacamento marroquí.

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Desde Punta Leona se podía ver a última hora de la tarde cómo los legionarios iban cargando sus petates y todo el material que habían acumulado en el islote.

En sucesivos viajes, los helicópteros se fueron llevando el improvisado campamento hasta Ceuta, a no más de seis kilómetros en línea recta. Primero el material militar, las lonas y las cuatro antenas de telecomunicaciones y, posteriormente, las tropas.

Los primeros legionarios, pertenecientes a la IV y la V bandera del Tercio Duque de Alba, desembarcaron en el helipuerto militar de Loma Maragarita (Ceuta), poco antes de las 21.30, enmedio de fuertes medidas de seguridad. Un minuto antes de las diez de la noche, según indicó un portavoz del Ministerio de Defensa, el 'repliegue' se había 'completado con total normalidad'.

El operativo estuvo protegido desde el mar por dos patrulleras que se situaron con la popa hacia el islote y sus proas y armamento hacia el estrecho de Gibraltar. En la distancia, se podía ver, al este, la silueta de la fragata Navarra, una de las dos enviadas a Ceuta. También colaboró la patrullera de la Armada Ízaro, que se encargó de vigilar la costa durante toda la tarde.

No había ni rastro de barcos de mayor envergadura como el buque de asalto anfibio Castilla, desde el que se dirigió la toma del islote, ni tampoco otras aeronaves, además de las utilizadas para evacuar a los legionarios con todo su material.

La operación no se consideró, en consecuencia, de excesivo riesgo. La patrullera marroquí El Hahiq, un barco de 475 toneladas de la clase Osprey con un cañón de 40 milímetros, vigilaba desde la distancia, pero a bastantes millas, el repliegue.

En la costa se congregaron varios centenares de ciudadanos marroquíes que celebraron y jalearon la salida de los legionarios del islote. No había ni un solo uniforme marroquí en Punta Leona o en sus alrededores, pero sí familias enteras sonrientes.

El ambiente distaba de ser tenso. Un anciano y un joven se animaron a llevar por el pedregal de esa parte de la costa una carretilla llena de chucherías con las que hicieron un buen negocio.

A lo largo de la tarde, habían corrido rumores sobre la inminente retirada de los españoles, por lo que la habitual concentración de curiosos fue en aumento.

Marroquí detenido

Antes, la situación fue mucho más tensa. El incidente más grave lo protagonizó un joven que, hacia las 15 horas, logró llegar remando hasta la isla con una balsa hinchable en la que transportaba dos banderas de Marruecos. El joven, de 27 años y natural de Casablanca, llegó a desembarcar, en medio de la algarabía de sus compatriotas que le observaban desde la costa. Nada más poner pie en tierra, dos legionarios le arrebataron las banderas, tras lo cual se arrojó al mar.

La Guardia Civil lo apresó y, según fuentes de la Delegación del Gobierno en Ceuta, en cuanto subió a la patrullera del instituto armado ingirió un frasco de unas pastillas denominadas Ludiomil 75, por lo que fue trasladado urgentemente al hospital del Insalud en la plaza norteafricana, donde se le practicó un lavado de estómago. A última hora de la tarde, tras varias horas de observación, recibió el alta médica y fue devuelto a su país, según las mismas fuentes.

Este incidente fue el primero de una serie de actos de provocación que se sucedieron a lo largo de la tarde y que podían haber degenerado en enfrentamientos.

Así, varios jóvenes marroquíes desafiaron a las patrulleras de la Armada y de la Guardia Civil que se encontraban en la zona circulando a gran velocidad entre ellas con sus motos naúticas. También una lancha neumática navegó alrededor del islote con siete hombres a bordo, que profirieron insultos contra los legionarios españoles.

Algunos soldados cayeron en estas provocaciones y contestaron con insultos, vítores a España y coreando: '¡Campeones! ¡Campeones! Oe, oe, oe...' Uno de ellos, incluso, se puso de pie y simuló que disparaba con su fusil contra la costa, donde se congragaban los marroquíes.

Por su parte, la patrullera Ízaro realizó a las 18.30 una serie de inexplicables maniobras a sólo un centenar de metros de la costa de Marruecos.

Poco más de una hora después, la noticia de la retirada de las tropas fue recibida como una fiesta por los habitantes de la vecina localidad de Bel Younech.

Antes el 11 de julio, el islote sólo interesaba a los aficionados al submarinismo y ni en Ceuta ni en la zona marroquí limítrofe se le daba la menor importancia. El desembarco de una docena de gendarmes marroquíes hace diez días lo catapultó a primera plana de actualidad. El desalojo de dicho destacamento y la posterior ocupación del islote por tropas españolas fue vivido por muchos marroquíes como una afrenta.

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