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Reportaje:

El plan árabe para Palestina

'The Washington Post' detalla el plan que Jordania, Arabia Saudí y Egipto han presentado a EE UU

El plan para Oriente Próximo que los ministros de Exteriores de Egipto, Jordania y Arabia Saudí presentaron el jueves a George W. Bush tiene como objetivo desarrollar las reformas de las instituciones, la justicia y la economía palestinas consideradas necesarias por el presidente de EE UU. Los países árabes, críticos ante el plan estadounidense, que, a juicio de ellos, exige más de los palestinos que de los israelíes, proponen establecer un nuevo Gobierno palestino con una Constitución y un Parlamento electo, según fuentes árabes.

Una Asamblea Constitucional deberá ser convocada lo antes posible por el Congreso Nacional Palestino, un órgano amplio y representativo. Adoptará una Constitución, que será elaborada por los palestinos con la ayuda de los Gobiernos árabes.

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Un Gobierno sometido al Parlamentario será elegido. Su presidente tendrá funciones en gran parte honoríficas y se establecerá la separación de los poderes.

La Autoridad Nacional Palestina, dirigida por Yasir Arafat, será nombrada por la Asamblea como Gobierno interino, hasta que se celebren elecciones a principios del año entrante. El Parlamento recién electo nombrará entonces a Arafat presidente honorífico.

Las fronteras de un Estado, que tendrá Jerusalén Este por capital, se negociarán con Israel en un plazo de tres años. El Gobierno recién constituido pedirá a la ONU que reconozca ese Estado.

La retirada del Ejército israelí de los territorios de la Franja de Gaza ocupados desde septiembre de 2000 determinan, sin embargo, el factor electoral.

La idea de que Arafat se quede como presidente resulta aceptable siempre y cuando 'su influencia no sea perjudicial' y mientras el líder palestino no tenga ningún control sobre asuntos de seguridad o finanzas, comentó un portavoz del primer ministro israelí, Ariel Sharon. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, se mostró también interesado en la propuesta de los países árabes.

Ese plan nació de la convicción de que la política del Gobierno estadounidense estaba en gran parte determinada por consideraciones de política interior, a pocos meses de las elecciones legislativas de noviembre, según analizaron altos funcionarios árabes. Bush, explicaron, no quiere ofender a sus electores judíos y se ha mostrado reacio a presionar a Israel para que se retire pronto de los territorios ocupados.

Las divergencias sobre el futro de Arafat persisten. Bush desea apartarlo definitivamente, mientras la mayoría de los árabes y europeos abogan para que siga desempeñando algún papel.

EE UU, opuesto en eso a la mayor parte de los países involucrados, insite además en que las medidas de seguridad destinadas a acabar con la violencia entre israelíes y palestinos son una condición previa para permitir avanzar en otros frentes. 'La paz no puede construirse basándose en la violencia contra inocentes', advirtió Bush el miércoles, horas después del último atentado en Israel.

'Todos los caminos deben seguirse a la vez', indicó el jefe de la diplomacia egipcia, Ahmed Maher. 'La seguridad no se conseguirá hasta que se empiece a avanzar en los demás caminos'.

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