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'Es satisfactorio ver que tu trabajo puede ayudar a un enfermo de cáncer'

Arancha Rodríguez Caballero (Salamanca, 1976), licenciada en ciencias químicas, está haciendo el doctorado en el Centro de Investigación del Cáncer, CIC, en Salamanca. Acaba de ganar un premio en el XXI Congreso de la Sociedad Internacional de Citología Analítica, (San Diego, Estados Unidos) por un trabajo para analizar partículas de la sangre sin necesidad de manipular químicamente las muestras. Aún no tiene planes para el futuro, aunque le gustaría completar su formación en algún laboratorio del extranjero 'siempre que tuviera derecho a regresar'.

Pregunta. ¿Cómo entró en el Centro de Investigación del Cáncer?

Respuesta. Sabía que se iba a poner en funcionamiento y como me interesaba trabajar en cáncer me puse en contacto con Alberto Orfao para que me dirigiera la tesis. Conseguí una beca de formación de personal investigador de la Junta de Castilla y León para cuatro años en mayo del 2000, aunque yo estaba trabajando en el CIC desde septiembre de 1999, recién inaugurado.

'Un premio anima a continuar con el trabajo, da seguridad en lo que haces'
'Utilizamos citometría de flujo para analizar partículas de la sangre'
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P. ¿Fue complicado conseguir la beca?

R. No, conseguirla no, lo complicado fue hacerme a este tipo de investigación, porque yo no había estudiado biología sino químicas. Pero cada vez estoy más contenta de lo que elegí.

P. ¿Por qué se interesó en el mundo de la investigación?

R. Es un trabajo que tiene continuidad y cuando salen las cosas te da satisfacción, sobre todo cuando ves que puede tener una aplicación directa en un paciente. Por eso me gusta esta investigación, porque sabes que para la clínica puede ser útil.

P. ¿Cómo ve el acceso de los jóvenes a la ciencia?

R. Por lo que veo a mi alrededor, las becas predoctorales no son difíciles de tener porque siempre surgen proyectos y si estás en un grupo con posibilida-des no es muy complicado. Lo difícil es cuando no tienes continuidad, cuando tienes una beca de dos años y no puedes terminar tu investigación o desarro-llar tu tesis y después de esos dos años has encontrado algo que te gusta y no puedes continuar. Las experiencias de los postdoctorales no son buenas.

P. ¿Y el programa Ramón y Cajal?

R. Es un poco una entelequia. Hay mucha gente que ha estado fuera un tiempo y quiere regresar y no se puede comparar a una persona que ha estado en EE UU haciendo investigación con alguien que ha estado en un país europeo. Allí en un año tienen un montón de publicaciones, sin embargo, en Europa las cosas van más lentas. Allí, si necesitas un reactivo, lo tienes inmediatamente y aquí el trabajo se ralentiza.

P. ¿Qué significa el premio para usted?

R. Nosotros presentamos un trabajo al congreso de la Sociedad Internacional de Citología Analítica, que se celebraba en California. Luego, nos dijeron que si queríamos optar a este premio para estudiantes dotado con 1.000 dólares, para el que seleccionaron tres trabajos, entre los que estaba el nuestro. Había que ir al congreso y exponerlo en una sesión plenaria, y nos dieron el premio. La verdad es que es un aliciente. Anima a continuar con el trabajo, me da seguridad en lo que hago. El premio me lo han dado a mí, pero es un trabajo detrás del cual hay mucha gente.

P. ¿Qué tipo de trabajo se hace en su grupo del CIC?

R. El grupo tiene mucha relación con el Hospital Clínico, con el grupo de hematología, de donde conseguimos las muestras. El jefe del grupo, Alberto Orfao, es el jefe del servicio de citometría de flujo, una técnica que empleamos en el laboratorio y que permite analizar muestras líquidas de hemopatías, las enfermedades de la sangre. La luz del láser incide sobre la muestra líquida que está pasando por el sistema de fluidos y cada vez que delante del láser pasa un evento (cualquier partícula que el láser detecta), el rayo incide sobre ella y se modifica la luz del láser. Eso es analizado por el sistema óptico y electrónico y se trasmite al ordenador, y así podemos saber las características de cada una de las partículas sobre las que incide el láser.

P. ¿Qué tipo de partículas analizan?

R. Se puede con cualquiera, pero nosotros analizamos leucocitos de la sangre. Nos hemos centrado en el análisis de la respuesta del sistema inmune frente a diferentes estímulos, porque cuando hay tumores o cualquier tipo de antígeno extraño, el sistema inmune responde. Hasta ahora se estudiaba la respuesta inmune en las células analizando todo lo que ocurría dentro de ellas, pero era necesario manipularlas, permeabilizarlas y fijar los antígenos que tienen en la superficie. Además, se analizan las citoquinas sin saber qué células las producen, y a nosotros nos interesaba saber qué células estaban produciendo citoquinas, y en qué cantidad, sin manipular la muestra.

Arancha Rodríguez Caballero.
Arancha Rodríguez Caballero.A.C.R.

El duro camino de la ciencia

Andrés García Montero (Valladolid, 1969) es investigador postdoctoral del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) y ha trabajado con Arancha Rodríguez en la investigación premiada. 'El CIC une la investigación básica, los fundamentos de la célula, con la aplicación de esos conocimientos al desarrollo y prueba de fármacos, y a los pacientes. Trabajamos con el hospital Clínico de Salamanca, para probar terapias y obtener información. Es un centro pionero en este sentido y ataca al cáncer de una forma global, desde todos los puntos de vista.' En el grupo de Alberto Orfao hay 25 personas, cinco investigadores postdoctorales, 18 becarios predoctorales y 2 técnicos. La mitad de los predoctorales tienen becas 'que no están mal', dice García Montero, 'pero el resto tiene becas muy cortas. La ventaja de este grupo es que hacemos una investigación muy aplicada y eso hace posible que tengamos becas de empresas, pero lo malo es que las empresas quieren resultados a corto plazo. Te renuevan la beca si los resultados son buenos, pero eso en ciencia no depende solo de ti, hay muchos factores'. 'Mi beca, dice Arancha Rodríguez, no está mal, es razonable, pero es razonable también porque no soy una persona que gaste mucho y vivo con mis padres. La gente que tiene que alquilar una casa lo pasa peor'. Las becas suponen entre 115.000 y 160.000 pesetas. 'La gente', continúa García Montero, 'no se queja del dinero sino de que es beca, es decir, que no es trabajo. Yo llevo diez años en la investigación y aún no he cotizado a la Seguridad Social. Diez años investigando y no he trabajado nunca. Ahora es cuando empiezo a cotizar con un contrato temporal'.

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