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Más de 3.000 inmigrantes vagan sin trabajo en Lleida por la disminución de la cosecha de fruta

Los empresarios advierten de que ni siquiera hay ofertas suficientes para los regularizados

Más de 3.000 inmigrantes han llegado a la provincia de Lleida en las últimas semanas con la esperanza de trabajar en la recolección de la fruta. La campaña aún no ha entrado en su punto álgido y las calles de los pueblos del Baix Segre son un hervidero de personas que reflejan en su mirada el miedo y la miseria de quien trata de sobrevivir lejos de su país. La situación se repite cada año, pero éste el drama es aún mayor porque los temporeros siguen llegando en oleadas y las organizaciones agrarias han advertido de que no hay trabajo para todos, ni siquiera para los que tienen sus papeles en regla.

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Tema:: La inmigración en España
Cartas:: La opinión de los lectores

Ahmed B., de 26 años y natural de una pequeña aldea cercana a Tánger, lleva 15 días deambulando por los pueblos productores de fruta de Lleida y nadie le ha contratado. No sabe qué hará cuando se le acaben sus últimos euros. A diferencia de muchos de sus compatriotas, tiene papeles, pero este año ese requisito tampoco le garantiza un trabajo. 'Todos te dicen que no necesitan temporeros porque hay menos fruta, pero eso no es cierto', dice Ahmed mientras señala unos extensos campos de frutales.

Cada año por estas fechas la llegada masiva de inmigrantes a los municipios leridanos productores de fruta -mayoritariamen-te procedentes de países del África subsahariana y del Magreb- dispara las alarmas. En un elevado porcentaje son recién llegados -el 80%, según los sindicatos- y están en situación irregular. En estas condiciones, nadie se atreverá a contratarlos porque la cosecha de este año es inferior a la prevista, los precios de la fruta son muy bajos y muchos de los puestos de trabajo serán cubiertos por trabajadores contratados en Colombia, Marruecos y Rumania.

En campañas anteriores la queja más repetida por los extranjeros que acudían a Lleida para recoger fruta era ésta: 'Si no tienes papeles, no te dan trabajo, y si no trabajas, no puedes comer'. La pescadilla que se muerde la cola. Este año, en cambio, los temporeros que buscan desesperadamente un empleo acusan al contingente de colombianos, marroquíes y rumanos, contratados en origen por la organización agraria Unió de Pagesos (UP), de quitarles el pan.

UP, que este año tiene previsto traer a más de 200 trabajadores de Colombia y de países del este de Europa, defiende la contratación en origen para acabar con esta situación de precariedad y garantizar la mano de obra necesaria durante la campaña.

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Los inmigrantes se agolpan en las aceras y en los parques públicos resguardándose de la canícula y esperando una oferta que, casi con toda seguridad, no llegará. Mientras tanto, viven gracias a la comida que se reparten en algunos centros de atención social y duermen a la intemperie. La situación en la zona es muy tensa, casi explosiva, según los alcaldes de la comarca, que aseguraron que en los próximos días llegarán nuevas oleadas de trabajadores desde Huelva y Almería -donde se han acabado las faenas agrícolas- y que en cualquier momento puede estallar un conflicto social de consecuencias imprevisibles. Los alcaldes, los organismos humanitarios y los sindicatos están preocupados porque no saben como atajar el problema. Un dato ilustrativo: En Alcarràs, localidad de unos 4.900 habitantes, la población se ha incrementado en un 25%.

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