El veto citrícola
En enero se cumplió algo más de un siglo de la explosión del buque de guerra norteaméricano Maine, amarrado en el puerto de la capital de Cuba, explosión que los americanos atribuyeron a los españoles y que sirvió para iniciar una guerra contra nuestro país.
Ahora se repite la historia con el caso de las clementinas y estamos como entonces, sin saber a ciencia cierta quién ha puesto los gusanos en los embalajes, pero sabiendo la manera de actuar de USA cuando se trata de defender sus intereses comerciales, cuestión que antepone a sus buenas relaciones con sus aliados. Doy por probable quién los ha puesto y encima nuestro Gobierno sin querer hacer nada.
El excelso juez Garzón hizo tiempo atrás unas declaraciones sobre la invasión estadounidense de Agfanistán, dejando constancia de que no se trataba de una verdadera guerra. Se trataba de una invasión.
Con las clementinas y el acero existe un paralelismo en la manera de actuar del gobierno USA. Sin más luces, secuestra unilateralmente, como con sus declaraciones de guerra, todo lo que le viene en gana, como el amo del mundo que pretende ser, estableciendo bloqueos por doquier. ¿ Para cuándo empezaremos a bloquear los productos USA? ¿Cuándo se establecerán multas a sus productos que no cumplan con la normativa de la CE? El Gobierno tiene la palabra, ¿de verdad?, a sabiendas de que en este momento aún se está deshojando la margarita.
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