El sistema de alerta de colisión de la torre suiza estaba desconectado
Sólo una persona atendía el radar cuando chocaron los aviones mientras la otra descansaba
En espera de los resultados de la investigación oficial, dirigida por la policía alemana con la colaboración de expertos suizos, estadounidenses y rusos, sobre la colisión de dos aviones en las cercanías del lago Constanza, que el lunes por la noche causó 71 víctimas, cada vez aparecen más indicios que apuntan hacia serios fallos en los controladores de la torre de Zúrich, bajo cuya supervisión estaban el Tupolev 154 y el Boeing 757. El organismo de seguridad aéreo suizo, Skyguide, admitió ayer que el sistema terrestre de alerta para evitar choques se encontraba fuera de servicio por labores de mantenimiento.
Aunque tampoco considere 'relevante' este hecho, Skyguide confirmó también que uno de los dos controladores encargados de vigilar el espacio aéreo estaba descansando cuando sucedió la tragedia. Del lado alemán del lago Constanza, entretanto, el rescate de los despojos mortales sigue presentando muchas dificultades.
Hans Kummer, portavoz de Skyguide, señaló ayer, en conversación con este periódico, que el sistema terrestre de alarma sobre posibles colisiones aéreas estuvo fuera de servicio entre las 23.10 del lunes y las cinco de la madrugada del martes -el accidente se produjo pocos segundos antes de las 23.36 del lunes-.
Estas labores de mantenimiento se realizan entre una y dos veces al año, siempre de noche, cuando el tráfico es menor. Kummer confirmó además que uno de los dos controladores encargados de vigilar el espacio aéreo suizo estaba tomándose una pausa cuando se produjo el choque a 12.000 metros de altura.
En contra de las primeras informaciones de prensa, Skyguide asegura que este tipo de recesos están previstos en el reglamento interno del organismo siempre y cuando no haya mucho tráfico aéreo. .
Trayectos convergentes
El operador que permaneció en la torre de control se encuentra en estado de choque nervioso y sólo ayer por la tarde pudo ser interrogado, acompañado de un médico, por investigadores suizos y alemanes. Pese a que la seguridad aérea alemana le había transferido cinco minutos antes el control de ambas aeronaves -cuyos trayectos, por fuerza, se tenían que cruzar en algún momento-, el controlador sólo avisó al Tupolev 154 del inminente peligro 50 segundos antes del accidente.
El comandante del avión ruso desoyó la primera alarma y sólo reaccionó, haciendo descender la nave, después de un segundo o tercer llamamiento, cuando ya sólo faltaban 25 segundos para la colisión. Casi simultáneamente se activaba el TCAS, sistema de alerta interno anticolisión del segundo aparato -un Boeing 757 del servicio de mensajería DHL que cubría la ruta Bahrein-Bruselas-, de manera que también este avión perdió altura. .
Skyguide sostiene que tanto la inactividad del sistema terrestre de alerta como la pausa del segundo controlador 'son hechos no relevantes'. 'Lo serían en coyunturas de mucho tráfico, pero no de noche, cuando todo lo que sucede se puede ver sin mayores problemas en pantalla', indicó Kummer. Según el organismo suizo, el piloto ruso -Alexander Gross, de 52 años, con mucha experiencia de vuelo- 'habría debido reaccionar' desde el primer aviso.
Además, en opinión de Skyguide, aún hace falta establecer qué es lo que sucedió con el sistema de alerta anticolisión, con el que también contaba la Tupolev. Éstas y otras cuestiones, probablemente, se podrán dilucidar tras la evaluación de la información contenida en las cajas negras y los registros de voz de ambos aviones, que ya han comenzado a ser examinados por las autoridades alemanas.
Mientras avanza la investigación sobre las causas del accidente, la situación en los alrededores de la cabezera municipal de Überlingen, donde cayeron ambos aviones, sigue siendo terrorífica.Treinta y seis horas después de la tragedia, las fuerzas de rescate apenas habían podido localizar 38 cadáveres, aunque en el accidente fallecieron 71 personas. Ayer por la tarde se esperaba localizar otro considerable número de despojos mortales en una parte de la cabina del Tupolev que ha quedado literalmente clavada en tierra y en la que, según sospechan los servicios de rescate, podrían encontrarse decenas de cuerpos con los cinturones de seguridad aún puestos.
Incluso si esto resultase cierto y finalmente se lograse localizar la totalidad de las víctimas mortales, el reto sigue siendo inmenso: en un segundo paso habrá que identificar los cuerpos, muchos de ellos terriblemente mutilados.
Durante una conferencia de prensa, el responsable de la operación, el ministro del Interior del Estado federado alemán de Baden-Wurtemberg, Thomas Schäuble, insistió una y otra vez en lo 'difícil' que resultará este proceso, en el que también deberán cooperar los familiares de los fallecidos, casi todos ellos de nacionalidad rusa. En espera de que se localice la mayoría de los cuerpos, estos familiares aún no habían llegado a Überlingen ayer por la tarde, donde se les brindará una permanente asistencia psicológica.
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