'Los momentos de pánico han sido muy puntuales'
La incertidumbre y la inquietud se apoderan de los inversores, que han tenido que acostumbrarse a la fuerza a pasar nervios
'Durante la jornada, en Europa, se ha visto pánico en muchos momentos', explicaba ayer uno de los operadores que lidian a diario con las órdenes de compra y venta al frente de las mesas de las casas bursátiles. 'Un día de bajadas nos deprime a todos, pero esta vez no ha sido ni tan agitado ni tan estresante', aseguraba otro, ateniéndose al modesto volumen de contratación registrado. Entre la frustración y la inquietud, los inversores parecen indecisos y han perdido la confianza en los mercados, mientras crecen las dudas sobre si lo peor está aún por llegar.
Los inversores se desayunaron con pérdidas. La Bolsa de Madrid, con el exclusivo Ibex 35 a la cabeza, abrió a la baja y a media mañana ya caía un 3%. La tendencia era similar en toda Europea y algunos analistas se dieron un descanso para la reflexión. 'No me gusta la palabra pánico, pero lo cierto es que ha habido mucho nerviosismo', señalaba Luis Badillo, analista de Renta 4. 'Los datos sobre la recuperación económica son cada vez mejores', añade, 'pero el problema es que no se trasladan a los beneficios empresariales'. Dudas sobre la recuperación, temores en Latinoamérica y crisis de las telecomunicaciones forman parte de la lista de motivos para las caídas bursátiles.
Algunos expertos opinan que las caídas podrían ser constantes durante el verano
Mientras tanto, a pie de parqué, muchos operadores esperaban la llegada de un 'baño de sangre final', que se registra cuando los valores tocan suelo. 'La Bolsa cae y cae, pero el volumen de contratación sigue siendo bajo, porque la sensación es que los compradores esperan a esa capitulación que no acaba de llegar', apuntaban fuentes del mercado. Las acciones están ahora más baratas, pero el temor a que sigan cayendo como lo han hecho hasta ahora frena a los inversores, que no se deciden a dar la orden de compra.
El Ibex se dejó ayer casi un 4%, la peor bajada del año, con un modesto volumen de contratación en el mercado continuo español de 1.428,56 millones de euros. 'Hemos registrado pocas órdenes de clientes reales y muchas operaciones de derivados', indican las mismas fuentes. Todo indica que los inversores todavía no han tirado la toalla y 'no están dispuestos a vender lo que sea al precio que sea', aunque no saben qué hacer.
La denominada capitulación, que tiene como referente los desplomes que siguieron a los atentados terroristas contra EE UU del 11 de septiembre, podría producirse de forma gradual o bien agresiva (una caída en un día del 8%, por ejemplo). 'Los momentos de pánico han sido muy puntuales, porque el mercado se ha vuelto muy vulnerable a noticias también muy puntuales, como la cotización del real brasileño o la rebaja de la calificación de France Télécom por parte de Moody's', señalan otras fuentes.
En días como el de ayer, los operadores dedican buena parte de su tiempo indagando más de lo habitual en la razones de tanta caída para dar 'un mensaje de alivio al cliente'. Cliente que, por cierto, 'lleva mucho tiempo nervioso'.
Y, cuando a las tres de la tarde abrió Wall Street a la baja, a las bolsas europeas ya no les quedaba ningún motivo para intentar la recuperación.
Parece claro que, al menos a corto plazo, la situación no va a cambiar mucho y que el problema no es sólo del mercado español. No existe coincidencia, sin embargo, sobre la gravedad del futuro que depara a los inversores. Tras la pésima jornada de ayer, algunos expertos indicaban que lo peor todavía está por llegar. 'La situación es preocupante, sobre todo de cara al verano', señalaban.
Otras fuentes aseguraban, en cambio, que lo más duro está ya aquí y destacaban que el mercado europeo cuenta ahora con una de las tres oportunidades más importantes de los últimos 14 años, desde los desplomes de la Guerra del Golfo, para comprar acciones a muy bajo precio.
La desconfianza del pequeño inversor, sin embargo, es grande. Cerca de ocho millones de españoles tienen intereses en Bolsa y muchos de ellos tienen motivos para la preocupación estos días. El fenómeno del capitalismo popular, que se inició hace una década y que se caracteriza por la entrada masiva de pequeños inversores en la Bolsa, se ha traducido en que un tercio de las acciones cotizadas en el mercado español está en manos de las familias. Fuentes del mercado temen que las caídas de los últimos meses podrían significar una salida de estos inversores de la Bolsa.
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