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Reportaje:

Alarma en el Fòrum de les Cultures

La fallida presentación del programa evidencia una crisis entre el consejo asesor de 'sabios' y la cúpula ejecutiva del evento barcelonés de 2004

La presentación, el lunes pasado, del avance de programación del Fòrum de les Cultures, que se celebrará en Barcelona en 2004, encendió las alarmas: las relaciones entre el consejo asesor o de sabios, encargado de validar los proyectos, y la cúpula ejecutiva y política del evento no están funcionando con la fluidez deseada. El consejo asesor había dado luz verde a una parte de la programación, mientras que había expresado sus reservas sobre otra, por lo que pidió aplazar la presentación hasta finales de mes. Pero el Consejo de Administración procedió según la agenda prevista, lo cual creó cierto malestar en el consejo, que se halla, por otra parte, en una fase de obligada renovación de cargos.

A juicio del PP, los debates se escoran demasiado hacia la antiglobalización de Porto Alegre
El consejo asesor se halla en un momento de indefinición que precisa de una urgente refundación

Conforme los contenidos de la programación van perfilándose, aparecen en el Fòrum disensiones de apreciación política y de funcionamiento que es preciso superar para dar a la organización una mayor agilidad. Todo ello quedó patente el lunes pasado, cuando el consejo asesor validó una parte de la programación, concretamente la referida a los debates y al Festival de las Artes, pero dejó en suspenso las exposiciones que monta el propio Fòrum sobre comunicación, medio ambiente y arte, y recomendó que la presentación de las mismas se aplazara hasta incluir las oportunas correcciones.

En sentido crítico se pronunció también el consejo sobre las estructuras efímeras que se prevé utilizar en los espectáculos que se celebrarán en la gran explanada del Fòrum. Ahí la duda versó sobre la sostenibilidad: ¿qué utilidad tendrían esos escenarios en 2005?, fue la pregunta que a día de hoy nadie se ha atrevido a contestar.

Esas críticas, esa pregunta en el aire, tuvieron una tensa acogida en la última sesión del Consejo de Administración del Fòrum, según diversas fuentes conocedoras de la reunión. Por una parte, la cúpula ejecutiva consideró que los asesores, que se han reunido un total de 22 veces, no habían hecho suficientemente 'los deberes' y que por eso solicitaban retrasar la presentación. Por otra, los representantes del Partido Popular se sumaron a la petición de ampliación de plazo, pero por otras razones: no estaban de acuerdo en cómo se ha planteado el capítulo de los debates, al que justamente el consejo asesor había dado luz verde.

En opinión de los representantes del Partido Popular, los debates se escoran demasiado hacia la antiglobalización encarnada por Porto Alegre, cuando lo justo sería encontrar un punto intermedio entre ese espíritu y el de Davos. Es decir, que en la reunión se entró de lleno en el análisis de los contenidos. La discusión no ha hecho más que empezar, visto que subvencionan el evento tres administraciones con tres colores políticos diferentes: el Ministerio de Educación y Cultura (PP), el Ayuntamiento de Barcelona (PSC) y la Generalitat de Cataluña (CiU).

'En efecto, se tiende más a favor de Porto Alegre que de Davos', confirma el arquitecto Óscar Tusquets, miembro del consejo asesor que, junto con Josep Ramoneda y Enric Argullol, ha asistido a la práctica totalidad de las reuniones mantenidas hasta ahora. 'Para los actos de la plaza dedicados a la solidaridad y la cooperación, por ejemplo, no se ha invitado a organizaciones como Cáritas o Cruz Roja, ni a ningún organismo nacional o supranacional. Algunos pensamos que no se trata de organizar una gran olimpiada de ONG, sino un encuentro entre ellas y otro tipo de organizaciones dedicadas igualmente a la solidaridad y la cooperación'.

No coincide del todo con la apreciación de Tusquets otro asesor, Jorge Wagensberg, quien opina que el escoramiento no es tan evidente. 'Pero yo no voy tanto por ahí como por el lado de que se nos utiliza poco. En el consejo no hay mal ambiente, al contrario. Pero pedimos que se nos use más para aceptar y rechazar proyectos, queremos trabajar en mayor sintonía con la dirección del Fòrum'. Wagensberg ha sido nombrado consejero recientemente, por lo que ha asistido a las últimas cinco o seis discusiones.

La escasa asistencia a las reuniones y las incompatibilidades de cargos han propiciado que el consejo asesor se halle en un momento de indefinición que precisa una urgente refundación. El periodista y escritor Vicenç Villatoro abandonó su puesto al ser nombrado director general de la Corporación Catalana de Radio y Televisión, dado que, además, es asesor de la exposición sobre comunicación del Fòrum. Lo mismo ocurre con el sociólogo Manuel Castells, que coordina uno de los ciclos de debates aprobados. Ni un consejero ni otro han formalizado su renuncia al cargo, pero hace tiempo que no acuden a las reuniones. Igualmente se dejan ver poco por el consejo el periodista Valentí Puig, director de la edición catalana del diario ABC, y la escritora Carme Riera, por diversos compromisos profesionales.

El consejo asesor pedirá reunirse próximamente con la comisión permanente del Fòrum, que preside el alcalde de Barcelona, Joan Clos, para tratar tanto de su refundación como de una sintonía mayor con los ejecutivos del evento. Desde el Partido Popular no faltan quienes piensan que sería bueno aprovechar la renovación para introducir asesores de perfil más político junto a los sabios. Otros creen que esa demarcación de territorios ideológicos ya está suficientemente definida en el Consejo de Administración, que es el que, en definitiva, aprueba o rechaza los proyectos y en cuyo seno deben producirse las discusiones políticas.

Una cosa está clara: los recursos humanos parece que no están bien aprovechados. La azarosa historia de la dirección del Fòrum de les Cultures ha llevado a las actuales faltas de sintonía entre los cargos nombrados más recientemente y las estructuras que, como el consejo asesor, funcionan desde hace más tiempo.

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