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Karzai reparte el poder entre las facciones para garantizar la estabilidad de Afganistán

Malestar en la Loya Yirga por la forma de designación del nuevo Gobierno

Ángeles Espinosa

Todo Afganistán estuvo ayer bajo la carpa que desde el pasado día 9 ha albergado a la Loya Yirga o Gran Asamblea. Pegados a la radio y la televisión, los afganos siguieron expectantes la formación del nuevo Gobierno, del que el presidente electo, Hamid Karzai, sólo anunció 14 ministros y tres vicepresidentes. A falta del resto de los nombramientos, el Ejecutivo de la Autoridad Transitoria no introduce grandes novedades y deja prácticamente intacto el reparto de poder entre las diferentes familias étnico-políticas.

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Los delegados aprobaron a mano alzada el Gabinete, pero la casi unanimidad en el respaldo a Karzai no escondía su malestar por haber quedado relegados a meros ratificadores.

'No se pueden imaginar lo que he sufrido para llegar hasta aquí; no se lo deseo a nadie', empezó declarando Karzai, que no escondió los esfuerzos de equilibrista que ha realizado. Presionado desde todos los frentes, el presidente afgano tenía que dar satisfacción a los distintos grupos étnicos, sin renunciar a la eficacia del Gabinete. Al final, da la impresión de que ha prevalecido la necesidad de embarcar a todos en el proyecto, aunque el clan de los panchiris, los tayikos del valle del Panchir que son la espina dorsal de la Alianza del Norte (instrumental en la derrota del régimen talibán), sigue conservando los puestos clave.

Mohamed Fahim, recientemente elevado al rango de mariscal, conserva la cartera de Defensa y acumula también una vicepresidencia. El ministerio de Exteriores continúa en manos de Abdulá Abdulá. Sólo interior pasa a un pastún, Mohamed Wardak Khan, tal como se intuía desde la renuncia al principio de la Loya Yirga, de Mohamed Qanuni, el tercero de los ministros panchiris. El gesto es apenas simbólico, ya que, de momento, esta familia étnico-política sigue conservando otros dos puestos clave: la jefatura de los servicios secretos y la dirección de la radio y televisión. La formación de un Gabinete afgano ha resultado muy complicada, porque Karzai ha tenido que intentar mantener un equilibrio, no sólo político, sino también étnico, en la Administración de Transición.

Este Gobierno, con un mandato de hasta dos años, tiene como meta prioritaria la unidad nacional. También tiene que impulsar la reconstrucción del país tras 23 años de conflicto. Durante diez de esos años los afganos lucharon contra la ocupación soviética, pero el resto del tiempo estuvieron enfrascados en guerras civiles, y aún quedan rencores y ganas de revancha. En la noche del martes al miércoles hubo un ataque con dos cohetes contra el centro de la capital, a poco más de medio kilómetro de la embajada de Estados Unidos, sin que hubiera víctimas. Queda en duda, informa la agencia Efe, si la Loya Yirga volverá a reunirse después de que Karzai haya presentado a sus ministros clave, pese a que todavía tiene asuntos pendientes. La Gran Asamblea aún tiene que decidir cómo formar un parlamento y qué competencias tendrá. Pero hay presiones de la ONU, que está financiando las sesiones, para que los casi 1.660 delegados dejen la cuestión de un parlamento en manos de una comisión y vuelvan a sus casas, después de nueve días de sesiones en Kabul.

La comisión, según ha propuesto Karzai, contará con cuatro o cinco representantes de cada una de las ocho 'zonas electorales' dentro del país más otros tantos para la novena zona, que comprende a los afganos en el exterior. No se descarta que la propia comisión funcione como una especie de Cámara, si no legislativa al menos consultiva. La celebración de la Loya Yirga estaba prevista para el 10 al 16 de junio, pero arrancó con un día de retraso para permitir que Karzai y el representante especial de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, consiguieran una clara renuncia del ex rey, Mohamed Zahir Shah, a encabezar el Estado. Aunque estaban programadas siete jornadas de sesiones, la Loya Yirga entró ayer en su novena jornada.

La radio local señaló que la Asamblea podría disolverse esta noche, puesto que muchos de los delegados llegados del extranjeros tiene reservas para sus pasaje de regreso a sus países de residencia. Pero tampoco se puede descartar que los delegados insistan en reunirse nuevamente mañana.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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