Crisis preelectoral en Brasil
El avance del candidato de la izquierda, Lula da Silva, provoca la depreciación de la moneda y dispara el riesgo de iliquidez del país
La alarma ha cundido esta semana en los mercados brasileños, y el dólar y el riesgo a que el país no pueda hacer frente a sus pagos de deuda se han disparado hasta niveles desconocidos en muchos meses. Las encuestas que pronostican una victoria del ex sindicalista y candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio, Lula, da Silva, en las elecciones presidenciales de octubre son la causa del nerviosismo de los especuladores, que insinúan que Brasil no podrá con su elevada deuda. Agitar el fantasma de la suspensión de pagos es la mejor manera de contribuir a la desestabilización de una región herida por la crisis argentina y un clima conflictivo generalizado.
El banco estadounidense de inversiones Goldman & Sachs ha inventado un modelo matemático para evaluar las variaciones del mercado en función de las posibilidades electorales de Lula. El invento ha sido bautizado como Lulómetro y sus pronósticos no pueden ser más catastrofistas. Si Lula gana las elecciones, el dólar alcanzará la cota inédita de 3,04 reales a finales de octubre, vaticina el banco norteamericano. Por el contrario, si el vencedor es José Serra, el candidato que avala el Gobierno, la cotización se estabilizaría en torno a los 2,5 reales, estima el Lulómetro. En enero, el dólar se cambiaba a 2,3 reales y hoy lo hace a 2,75, el segundo tipo de cambio más alto en siete años de Plan Real.
'Goldman Sachs es muy conocido en Brasil por estimular movimientos especulativos', apunta Luis Nassif, director de la agencia Dinheiro Vivo y uno de los periodistas más influyentes de Brasil. En su opinión, se trata de un banco que pone mucho celo en el proceso especulativo 'de inflamar o estimular situaciones que le permitan hacer sus operaciones de lucro', y concluye que el mercado acabará por no darle trascendencia: 'Este Lulómetro es una bazofia'. Otros operadores atribuyen estos días la falta de liquidez de los títulos de las telefónicas que operan en Brasil a la incertidumbre electoral y a la caída del real. Las turbulencias de la semana pasada tienen que ver también con algunos errores cometidos por el Banco Central, que, ante el aumento de la demanda de dólares, hizo una colocación excesiva de letras del Tesoro que el mercado no pudo absorber.
El gran factor de inestabilidad en Brasil es la elevada deuda pública, que constituye el 55% del PIB y que pasó de 60.000 millones de reales en 1995 a 624.000 millones de reales a comienzos del 2002. 'El problema de esta deuda no es su tamaño, porque, comparada en valores absolutos con países como EE UU y Francia, tienen un porcentaje del PIB similar. Lo que preocupa son los tipos de interés muy altos y el plazo de vencimiento, que provoca el aumento de la deuda y crea problemas en las cuentas públicas', dice Luis Nassif. En 2001, el pago de intereses de deuda supuso el 8,5% del PIB.
Los distintos candidatos señalan que no se pueden mantener los elevados tipos de interés, que contribuyen a aumentar el endeudamiento. La tasa primaria del Banco Central es del 18,5%, que asciende al 30% para las grandes empresas y al 100% para el consumo. La gran pregunta es cómo se desarma esa bomba de tiempo. Gane quien gane, el próximo mandatario tendrá el desafío de comprometerse ante el mercado a mantener el superávit fiscal del 3,5% y bajar los tipos de interés. 'Exige una negociación compleja con los acreedores', apunta Nassif, 'y una enorme competencia técnica'.
De los cuatros candidatos con posibilidades -Lula, José Serra, Ciro Gomes y Anthony Garotinho-, el líder del PT no ha exhibido de momento una posición clara. Su partido da muestras de que frente al núcleo moderado de asesores que rodean al candidato hay un sector más radical. Por su parte, Serra, especialista en política fiscal, ex ministro de Economía y de Salud bajo la presidencia de Cardoso, cuenta con especialistas en los distintos niveles de la Administración y con el respaldo del Gobierno. De momento, ningún candidato ha anunciado qué hará con la deuda y con el tipo de cambio.
El papel político de Cardoso en sus dos mandatos de cuatro años ha sido muy relevante desde un punto de vista pedagógico y democrático. En la esfera internacional, el presidente brasileño es respetado como un estadista de altura. Sin embargo, la gestión de la política económica ha dado pocos resultados. El desempleo, en torno al 20%, y la tremenda desigualdad en la distribución de la riqueza son dos manchas negras en la gestión de Cardoso.
'Una victoria de Serra significaría la continuidad del modelo imperante, con mayor énfasis en una política desarrollista', opina Ricardo Arissa Feltre, director ejecutivo de Editora Moderna. ¿Un triunfo de Lula? Preocupa más a los operadores financieros y a Wall Street que al capital productivo brasileño. 'Como empresario, mi opción sería Serra, pero no vería como un desastre un triunfo de Lula. Con él, podría haber una desaceleración por algunos años, pero a largo plazo tal vez sería positivo, porque habría mayor ética en la sociedad', apunta Arissa Feltre.
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