"Esperamos préstamos directos de España"
A sus 60 años, Roberto Lavagna no parece sentirse afectado por la corriente eléctrica del sillón de ministro de Economía de Argentina, que expulsa o condena de forma casi definitiva. El último, Jorge Remes Lenicov, partió al exilio político hace poco más de un mes y es ahora embajador ante la UE. El anterior, Domingo Cavallo, acaba de salir de la cárcel y debe afrontar todavía otra decena de denuncias penales. Los anteriores a ellos se cuidan de andar por la calle para evitar la reprobación pública. Como viejo militante peronista, de los que ya casi no quedan, es fiel en sus actos al 'mejor que decir es hacer'. Lavagna se hizo cargo el pasado abril de una situación 'absolutamente crítica' y desde entonces mide los avances día a día.
'Mi objetivo como ministro es dejar una Argentina integrada en el mundo'
'Hoy no veo ninguna razón para que no haya acuerdo con el Fondo Monetario'
Pregunta. ¿A cuánto asciende la deuda pública de Argentina y a cuánto llegaría con el Plan Bonos?
Respuesta. Actualmente está en el orden de los 140.000 millones de dólares. En cuanto al plan, el proyecto no está terminado. En realidad, hay un sistema de compensación de nuevos bonos y de bonos preexistentes, de modo tal que no debería haber un aumento importante de la deuda pública. A los bancos se los está compensando con un bono que alcanza a los 9.500 millones de dólares.
P. Usted ha dicho que 'el reparto de las cargas sería equitativo'. ¿Cuánto pierde cada uno, el Estado, el banco, el ahorrista que no hizo una inversión de riesgo?
R. Está claro que quien más pierde es quien ha puesto sus ahorros en los bancos y hoy no los puede retirar. Sin la menor duda, es la gente, es el ahorrador, el cliente de los bancos el que está haciendo el esfuerzo más grande. Esto es lo más injusto y es lo que ha producido un impacto social negativo tan grande. Además, no se olvide que durante muchos años se sostuvo que, al existir grandes bancos internacionales, eso garantizaba la seguridad del sistema. Esto no ha ocurrido así y la decepción de los ahorradores es muy fuerte.
P. ¿Cuánto dinero hay atrapado todavía en el corralito y a cuántos clientes afecta?
R. Si por corralito se entiende las llamadas cuentas a la vista, cuentas corrientes y caja de ahorro, hay unos 30.000 millones de pesos, que, de todas maneras, circulan -vía cheque- dentro del sistema. El problema más grande es el de lo que se ha dado en llamar el corralón, esto es: los depósitos a plazo reprogramados, que suponen la misma cantidad. El problema afecta a unos dos millones de clientes de los bancos.
P. ¿Cuántos clientes tendrían que optar por el Plan para que funcione? ¿Por qué no podía ser obligatorio el canje?
R. El plan va a funcionar bajo cualquiera de las circunstancias. El tema es: cuánto más fácil va a ser para los bancos el programa. Y va a ser más fácil cuanto más bonos suscriban. Punto. No vamos a hacer previsiones. Simplemente le diría que la cantidad de bonos que el público suscriba no es independiente de la actitud de venta que los bancos tengan. Los bancos tienen un papel central, que es el de reconciliarse con sus clientes, aconsejarlos, ayudarlos a tomar una opción y convencerlos de la opción de mediano plazo muy interesante que es el bono, porque el bono va a tener una rentabilidad alta. El canje no podía ser obligatorio por tres razones. De orden social, porque la sociedad ya se había manifestado absolutamente en contra, con numerosas manifestaciones públicas en la calle y demás. Por razones de orden político, porque el Congreso rechazó el plan obligatorio, y por razones de orden jurídico, porque la Suprema Corte y la justicia en general han rechazado el sistema obligatorio.
P. ¿Si un banco dispone de recursos propios y desea hacerlo, está autorizado a devolver el dinero a sus clientes?
R. No hay ninguna limitación.
P. ¿Cuánto dinero emitió hasta ahora el Banco Central por encima de los 3.500 millones previstos en el presupuesto y cuánto estima hasta fines de año?
R. Los datos del programa monetario se van a negociar, los estamos negociando ahora mismo con el FMI, y en consecuencia, no le voy dar ninguna cifra.
P. ¿Qué cantidad de reservas de libre disponibilidad tiene hoy el Banco Central?
R. Poco por encima de los 10.000 millones de dólares.
P. ¿Qué vencimientos de deuda tiene que afrontar Argentina?
R. Los próximos meses, de aquí a septiembre, tiene 5.000 millones de dólares, en grandes números. Todos esos vencimientos son con organismos multilaterales de crédito.
P. ¿Cuáles va a pagar y cuáles quiere postergar?
R. Estamos negociando con el FMI, precisamente para atender todos los pagos de julio en adelante.
P. ¿Qué falta para alcanzar el acuerdo con el FMI? Vetos a la ley de subversión económica, control de la política monetaria y redescuentos, emisión, seguimiento del Plan Bonos, ratificación de acuerdos con las provincias...
R. Todos esos puntos están en el temario, que incluye política fiscal, política monetaria y reestructuración del sistema financiero. Ésa es la agenda y lo que se ha comenzado a negociar esta semana en cuanto llegó la misión negociadora.
P. ¿Concibe usted una salida económica si no hay acuerdo con el FMI? ¿ Hay vida para Argentina fuera del FMI?
R. Bueno, los países no se suicidan, obviamente. Lo que está claro es que es extremadamente conveniente para la sociedad argentina que haya un acuerdo con el Fondo y es igualmente conveniente para los inversores internacionales. Sólo un acuerdo con el Fondo va a permitir abrir, por ejemplo, la negociación de tarifas y de contratos de las empresas privatizadas. Sólo un acuerdo con el Fondo va a permitir abrir la negociación de la deuda privada que está en cesación de pagos. De modo tal, que todos ganamos, inclusive un tercer sector que va a ganar es la propia región, que no va a tener un posible efecto negativo de una economía relativamente grande como es la argentina. Hoy no veo ninguna razón para que no haya acuerdo con el Fondo. Los trabajos están muy avanzados.
P. ¿Cuándo cree usted que se firmará el acuerdo?
R. Los tiempos son breves. Como le decía, entre julio y septiembre hay 5.000 millones de dólares en vencimientos, eso sólo impone una fecha natural de terminación del acuerdo.
P. ¿Cuáles son sus objetivos como ministro?
R. Ahora mis objetivos son normalizar una situación que estaba en un punto absolutamente crítico. Lo que me interesa es dejar una economía argentina funcionando razonablemente, una Argentina negociando todos sus compromisos en el exterior. En definitiva, una Argentina integrada al mundo. El plazo que me doy para cumplir con la normalización de la economía, en términos tan elementales, es el segundo semestre de este año.
P. Usted viaja en dos semanas a Washington. ¿Con quién se va a entrevistar?
R. El objetivo básico es seguir la negociación con la dirección del Fondo Monetario, el director, la subdirectora Kruger y con Anoop Singh, que ahora no es sólo el responsable de Argentina, sino de todo el hemisferio occidental. Aparte de eso, seguramente tomaré contacto con el Gobierno americano, con el presidente del Banco Interamericano y del Banco Mundial, pero lo central del viaje es continuar el proceso de negociación. La misión actual estará en Buenos Aires hasta el próximo viernes. Se supone que en esta semana se avanzará mucho. Después, siempre quedan puntos de carácter más político que espero discutir en Washington, en algún punto volverá la misión y nos iremos acercando a la etapa de cierre. El acuerdo seguramente se firmará en Buenos Aires.
"Trabajar más que hablar"
Según las encuestas, la mayoría de los argentinos cree que deben anticiparse las elecciones a septiembre de 2003. El ministro de Economía, Ricardo Lavagna, opina que él ha visto otras 'en las que la gente opina que primero hay que ordenar mínimamente las cosas para que las elecciones se hagan en un marco de un mínimo de tranquilidad social. Si no, el resultado no va a dar un régimen estable, al revés, va a crear un nuevo régimen inestable'. Consciente de la imagen que de sus políticos tienen los argentinos, afirma que 'existe una muy baja credibilidad hacia las clases dirigentes que afecta no sólo al Gobierno, también a los empresarios, los dirigentes sindicales, la clase política, y eso me hace pensar en que uno debe concentrarse en trabajar, en generar hechos y en esperar que la población vea de alguna manera algún resultado más que ponerse a hablar'.
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