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61ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Ernesto Cardenal exalta su fe en Dios y en la revolución

Se publica 'Las ínsulas extrañas', segundo tomo de las memorias del escritor

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El nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada, 1925) primero fue poeta, luego sacerdote y, tras un viaje a Cuba, revolucionario marxista, conspirador con la guerrilla, ministro de Cultura y por último disidente del Frente Sandinista. Setenta y siete años de vida pueden dar para mucho y Cardenal los ha aprovechado intensamente. Acaba de publicar Las ínsulas extrañas (Trotta), el segundo volumen de sus memorias. Su mayor error en todo este tiempo, asegura, 'fue esperar a los 31 años para entregarme a Dios'.

Las sandalias de Ernesto Cardenal se mueven despacio hasta que su cuerpo encuentra asiento. Habla para reconocer los fracasos propios y los de la gente que lo ha acompañado en la lucha. 'Somos soldados derrotados de una causa invencible', comenta, y luego subraya que no renuncia a sus convicciones: 'Como dijo Chesterton sobre el cristianismo, yo sigo siendo marxista porque esas ideas nunca se han puesto en práctica'.

Para escribir esta segunda parte de sus memorias ha acudido a la oración. 'He rezado mucho. Cuando terminaba, volvían los recuerdos, detalles que apuntaba, y luego he vuelto a olvidar'.

En Las ínsulas extrañas, Cardenal cuenta su paso por el seminario de Cristo Sacerdote, en Colombia, y la fundación de una comunidad trapense en la isla más grande del archipiélago de Solentiname, en el lago Nicaragua. Luego viene su viaje a la Cuba castrista, 'donde vi el Evangelio puesto en práctica', su adhesión al Frente Sandinista y la destrucción de su comunidad a manos de la guardia del dictador Somoza. El libro termina cuando amanece la revolución.

Ya está escribiendo el tercer y último volumen de sus memorias, el que dedica a su etapa como ministro de Cultura con el régimen sandinista y a la derrota de ese sueño. Refiriéndose al presente, Cardenal se mostró preocupado por la proliferación en Centroamérica de iglesias protestantes financiadas con dinero estadounidense. Queriendo separar el grano de la paja, comentó: 'Todas las religiones son verdaderas menos la de la CIA'.

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