El Reina Sofía monta el Rastro del arte moderno con los 'ismos' de Ramón
El museo ilustra las vanguardias internacionales que describió Gómez de la Serna
Una función de circo, con Miliki, Lluís Pasqual y el Grup Instrumental de Valencia, inauguró ayer la exposición Los ismos de Ramón Gómez de la Serna y un apéndice circense, en el Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52, http://museoreinasofia.mcu.es). Los comisarios, Juan Manuel Bonet y Carlos Pérez, director y conservador del museo, presentaron el montaje de pinturas, esculturas, libros, carteles y documentos de las figuras de la vanguardia histórica como 'una mirada española sobre el arte universal' y 'el Rastro del arte moderno'.
Los espejos que multiplican las figuras conducen al cuadro La tertulia en el café de Pombo (1920), de José Gutiérrez Solana, donde Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963) invita a recorrer la cuarta planta del Museo Nacional Reina Sofía. Sobre un diseño de Aurora Herrera, en la exposición Los ismos de Ramón Gómez de la Serna se han marcado los 25 capítulos del libro Ismos, publicado en Madrid en 1931 y ahora reproducido en facsímil con motivo de la muestra. En la organización de la misma han participado la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior (Seacex) y la Fundación Caja Madrid, que se han repartido el presupuesto de un millón de euros. La muestra, abierta hasta el 25 de agosto, visitará después Praga y posiblemente alguna ciudad de Latinoamérica.
Futurismo, Picassismo, Negrismo, Klaxismo, Luminismo, Monstruosismo, Jazzbandismo, Archipenkismo, Humorismo, Ninfismo, Superrealismo, Botellismo, Maquinismo, Dadaísmo, Riverismo y otros ismos aparecen traducidos en obras de arte de las figuras y movimientos que formaron las vanguardias desde los años veinte, como Picasso, Dalí, Miró, Picabia, Solana, Archipenko, Léger, Lothe, Delaunay, Duchamp, Lipchitz, Diego Rivera, Blanchard, Bagaría, Cocteau, Apollinaire. Junto a los nombres de la vanguardia, los objetos que marcaron la vida de Ramón Gómez de la Serna en España, en París o en el exilio de Buenos Aires, como las películas de Chaplin, los carteles de Josephine Baker, el muñeco de Michelín y un coche Austin Seven. Además, se ha reconstruido el despacho de Ramón, con cientos de objetos, que permanecerá durante tres años mientras se reforma el Museo Municipal, que lo guarda en sus almacenes, y un ambiente de una casa racionalista en El Viso, con muebles de Breuer y Mies van der Rohe. También aparecen los dibujos de Ramón para ilustrar sus greguerías (hay más originales en una exposición actual en la Fundación Mapfre Vida, de Madrid).
Juan Manuel Bonet comentó la 'personalidad desbordante' de Ramón, que afectó a un joven Antonio Saura al leer Ismos y abrazar el surrealismo. Esta huella en Saura fue el origen de la exposición, que llegó a hacer bocetos y plantearse con Carlos Pérez pocos meses antes de morir. Bonet dedica la muestra a su memoria y en el catálogo aparece un artículo del pintor, junto a otros trabajos de Bonet, Pérez, Rodríguez Lafuente, Ávila y McCulloch e Iona Zlotescu, que prepara las obras completas del escritor que publica el Círculo de Lectores. 'No es una exposición erudita, bibliográfica o de arte español, sino un homenaje al padre de nuestra modernidad'. El Ramón que tradujo el manifiesto futurista de Marinetti en su revista Prometeo (1909) y que invitó a su tertulia de Pombo a Picasso en 1917 es 'vanguardista y castizo, madrileñista e internacional, de la Puerta del Sol y de Montparnasse, de Solana y de Picasso'.
El Ramón excesivo, barroco, amigo de lo cursi, ocupa también dos espacios singulares: el circo, con el homenaje al Circo Americano, y su despacho, 'una obra total' y uno de los círculos de Ramón, según Umbral. Para Carlos Pérez, es 'una exposición boogie-woogie, espectacular, experimental, un Rastro del arte moderno, donde lo mismo vale un picasso que un animal de dos cabezas'.
Babelia
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