_
_
_
_
_

Bruselas rebaja sus amenazas en la 'guerra del acero' con EE UU

Las diferencias en la UE retrasan la sanción contra Washington

La Comisión Europea presentó ayer ante los representantes de los Estados miembros en materia de comercio un cambio sensible de estrategia en la batalla que tiene abierta desde marzo contra Estados Unidos en el sector del acero. Bruselas se muestra mucho más flexible y rebaja el tono de sus amenazas de represalias para evitar una nueva división interna en la Unión Europea (UE).

Más información
EE UU endurece la guerra del acero al negarse a pagar compensaciones
Europa y EE UU abren una nueva guerra comercial por el acero
Una balanza muy inclinada a favor de las exportaciones europeas

Los europeos están dispuestos ahora a retrasar varias semanas la aplicación de las sanciones a los productos norteamericanos a la espera de conocer los artículos de acero que se librarán del arancel. La UE sigue manteniendo el principio de que si la Administración Bush se niega a compensar las pérdidas ocasionadas a su industria siderúrgica por el cierre del mercado estadounidense, a partir del 18 de junio empezará a aplicar fuertes aranceles en sus fronteras a una lista de productos de EE UU valorada en 380 millones de euros.

Bruselas todavía espera conseguir de la parte estadounidense un paquete en el que incluya a la vez compensaciones económicas y exclusiones de productos de acero europeo al arancel suficientes para evitar el salto hacia las represalias. 'Corresponde a la parte norteamericana presentarnos en todo caso una oferta satisfactoria', indicaron fuentes comunitarias.

Pero Washington ya ha dejado claro oficialmente en su reciente gira por las capitales de Europa que no se plantea las compensaciones y se está concentrando en negociar la exclusión de artículos siderúrgicos europeos que le son necesarios para cubrir la creciente demanda en su mercado interno.

Denuncia ante la OMC

Es más, Washington denunció ayer ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) las medidas de salvaguarda adoptadas por los Quince tras la decisión de EE UU de aumentar hasta un 30% los aranceles de importación de acero para defender su industria. Ambas partes tiene ahora 60 días para llegar a un acuerdo. De no lograrse, EE UU puede pedir que una comisión de expertos de la OMC dictamine sobre el caso.

A raíz de este pulso lanzado por la Administración Bush y la jugada de negociar por separado con cada Estado miembro de la UE en vez de con Bruselas solamente, la Comisión Europea se vio obligada ayer a presentar ante los Quince un cambio sensible en su política para contrarrestar un futuro disenso en el seno de la UE como consecuencia de las negociaciones bilaterales que Washington mantiene con Londres, París y Berlín para salvar su siderurgia del arancel.

Bruselas es consciente de que el riesgo que se plantea ahora es que EE UU haga concesiones para romper la baraja en la UE y por eso no tuvo más remedio que presentar un mecanismo para mantener su derecho a sancionar los productos estadounidenses desde el 18 de junio, pero que en la práctica se traduce en 'un retraso limitado' a la hora de aplicar las represalias, hasta ver cómo se materializan las exclusiones. Los Quince aceptan esta salida, pero la Comisión debe presentar durante los próximos días una propuesta más específica sobre el calendario que se seguirá a la hora de aplicar las sanciones y que deberá ser aprobada antes de mediados de junio.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_