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Reportaje:

Un viejo prototipo

La nuclear más antigua de España refuerza su protección y modifica su sala de control a la espera de seis años más de permiso

A Zorita la quieren cerrar. Está en boca de todos los que se oponen a la energía nuclear. El PSOE la condenó en su programa de los últimos comicios generales.. Y desde que Greenpeace puso en ridículo sus sistemas de control de accesos, la planta nuclear más antigua de España ha vuelto a ser el foco de atención de quienes le han puesto fecha de caducidad.

Ya no es tan fácil acceder a las inmediaciones del recinto. Tras el asalto de Greenpeace, ha habido cambios en el solitario valle del norte de Guadalajara donde se levantó el primer reactor de uso eléctrico en España allá por el año 1965 por sugerencia de José Cabrera que la compró a Westinghouse y le dejó su nombre. El propio Franco fue a su inauguración en 1968, como consta en una placa junto a la puerta principal.

Si la Guardia Civil tardó más de una hora en acercarse a la planta en el episodio de Greenpeace, ahora se encuentran varias parejas vigilando el camino. Una, dos y hasta tres, entre Guadalajara y Almonacid de Zorita en un día festivo. En el acceso exterior de la planta, donde se encadenaron los activistas, perros policía y fornidos guardas jurados vigilan los alrededores y a los forasteros. Sorprende el exceso de protección en un paraje silencioso y despoblado, dominado por la conjunción de los ríos Tajo y Guadiela. Se ha añadido un tercer vallado de protección y se ha redoblado la vigilancia por microondas y rayos infrarrojos.

El director de la central, Aquilino Rodríguez Cases, se pregunta por qué la sociedad les criminaliza por intentar cumplir la ley mientras coloca en un trono a unos asaltantes. 'Es lamentable. Se aprovecharon de que por decir que eran de Greenpeace la policía de seguridad no les iba a disparar y saldrían inmunes del asalto'. Aquilino lleva 20 años durmiendo a 400 metros de la central, en un poblado donde se domina el embalse de Zorita y se divisa una de las chimeneas del bombeo del trasvase Tajo-Segura que toma sus aguas pocos kilómetros arriba de la central.

A Rodríguez le espera la dirección de la central de Trillo como próximo destino. Pero antes tendrá que dejar Zorita en posición de revista para el Consejo de Seguridad Nuclear. A la dirección de este organismo le ha sentado muy mal el episodio de Greenpeace. En 1999, cuando la operadora del reactor, Unión Fenosa, pidió una prórroga de 9 años para seguir en activo, le concedieron tres años de plazo para que introdujera una serie de mejoras a las que se condicionaba la concesión de la petición.

Zorita es un prototipo. Ahora sería como una primera versión de un Seat 600 en activo. Circula sin cinturón de seguridad sin ABS, sin estabilizador y sin ninguna de las mejoras técnicas que la innovación ha introducido en los turismos de gama media. Responde a la primera generación de centrales nucleares. Las últimas que comenzaron a construirse en España en los 70 ya pertenecían a la tercera generación. Pasan la ITV sin problemas.

Zorita no la pasaría porque los requerimientos de seguridad que ahora se exigen responden a los modelos de la última generación. Carece de equipos redundantes. Su cúpula es metálica y no de hormigón como las demás. Tiene un solo lazo de refrigeración del circuito primario y su sala de control es tan pequeña como la potencia instalada; 160 megavatios, frente a los mil de su vecina de Trillo. Es 'obsoleta', en palabras de la presidenta del CSN, María Teresa Estevan. Pero en su intervención en el Congreso, la propia Estevan añadió que a pesar de ser un viejo modelo caduco, funciona en condiciones seguras.

En 1994 Unión Fenosa cambió la tapa de la vasija del reactor donde se habían observado pequeñas grietas en los tubos guía de penetración para el control del reactor. Durante la sequía de 1995 se le obligó a implantar un circuito de refrigeración cerrado (con siete torres pequeñas) debido al descenso del caudal del Tajo.

Lo que el CSN le exige ahora para que pueda cumplir 40 años de vida útil es una modificación de la sala de control, tarea que están a punto de acabar, así como mejoras en los procedimientos de entrenamiento del personal en caso de emergencia.

La mitad de los controles de mando de Zorita están en la parte trasera de un murete. No están a la vista de los operadores. Se han simulado digitalmente esos controles en la mesa de control y se han instalado cámaras de televisión y un sistema de audio para que dejen de estar ciegos ante el operador de la planta. Pero los requerimientos del CSN no se podrán cumplimentar en su totalidad hasta que la central pare en la fase de recarga en septiembre próximo. En octubre le vence el permiso.

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