Falta seguridad y mano de obra
Más allá de los retos del sector, el pequeño y mediano comercio valenciano se enfrenta a problemas nuevos. El primero es el aumento de la inseguridad ciudadana, que está haciendo mella en los negocios. Salvador Ferrandis, que también es presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Valencia, defiende que el comercio 'paga el pato' de la inseguridad ciudadana. A los robos en establecimientos, con métodos que explica que son cada vez más sofisticados, se une el hecho de que la gente salga de casa con menos dinero. Además, continúa, en muchos casos 'las compañías de seguros te exigen una póliza mayor o no te quieren asegurar'. Ferrandis insiste en la necesidad de aumentar el número de medios policiales. 'Nos están haciendo muchas promesas, pero lo fundamental es que faltan efectivos', resume.
El año pasado se contabilizaron en la provincia de Valencia entre 130.000 y 150.000 delitos, según datos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de la fiscalía del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) valenciano. De ese total, casi 30.000 delitos se cometieron en comercios.
Otro de los problemas del sector es el del empleo. Ferrandis explica que en este sector 'siempre ha hecho falta personal especializado' y por eso es preciso 'reciclar constantemente al personal'.
A esta situación, el secretario general de Covaco, Rafael Lluch, añade la falta de mano de obra. Los contratos en general son bajos y los establecimientos suelen carecer de estructura suficiente para establecer rotaciones de personal y mejorar el horario de trabajo. Históricamente, recuerda, se recurría a conocidos y familiares para contratar trabajadores. Las poblaciones de la periferia también eran grandes canteras laborales para un sector en el que aún predomina la mano de obra femenina.
Sin embargo, y contrariamente a lo que ocurre en otros sectores como la agricultura o la construcción, el comercio apenas recurre aún a los trabajadores inmigrantes. De hecho, en la provincia de Valencia había censados a finales del año pasado más de 35.000 inmigrantes, de los cuales sólo un 2% se dedica al comercio, como dueño o empleado (un porcentaje que no incluye las licencias temporales para ferias o la venta ambulante), según datos de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana.
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