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Repsol pierde parte del negocio del gas

El temor a la nacionalización de YPF en Argentina aceleró la venta del 23% de Gas Natural

Repsol YPF se ha visto obligada a desprenderse del 23% de Gas Natural para reducir su deuda financiera en 4.900 millones de euros. Aunque la operación ha sido bien recibida en los mercados, la petrolera hispano-argentina, al dejar de consolidar íntegramente a Gas Natural en su balance, pierde valor y abandona parte de su apuesta estratégica en el negocio del gas. En apenas dos años, el presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, ha pasado de intentar una OPA sobre el 100% de Gas Natural a perder el control sobre este grupo.

Antoni Brufau dirigió en Londres la colocación de 103 millones de acciones de Gas Natural a varios bancos de inversión
Alfonso Cortina ha pasado en dos años de intentar una OPA sobre el 100% de Gas Natural a perder el control de la empresa gasista
Repsol destinará a reducir su deuda 4.900 millones de euros, producto de la venta y de que deja de consolidar Gas Natural
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El pasado jueves 16 de mayo, en apenas cuatro horas, cambiaron de manos 103 millones de acciones de Gas Natural, un volumen equivalente a casi la totalidad del free float (capital flotante en los mercados) de la empresa. Los títulos fueron adquiridos en pequeños paquetes por los bancos de inversión Goldman Sachs, BBVA Bolsa e Invercaixa, entre otros, que habían participado en una room show -presentación a los inversores- celebrada en Londres el mismo día 16 a cargo de Antoni Brufau, presidente de Gas Natural.

La sobredemanda de títulos en este tramo institucional de la operación fue de más del doble (2,3 veces), y el precio fijado, de 19,5 euros por acción. Tras colocar el 23% del capital de Gas Natural por 2.008 millones de euros, la petrolera diluye su participación en la sociedad gasista, que pasa del 47% hasta el actual 24%, convirtiéndose así en el segundo accionista, por detrás de La Caixa (26,4%).

El rally vendedor de Brufau en Londres se produce apenas dos años después del intento, por parte de Repsol, de hacerse con el 100% de la sociedad gasista. En enero de 2000, pocos meses después de la compra de YPF, el presidente de Repsol, Alfonso Cortina, intentó lanzar una OPA sobre Gas Natural. La petrolera, que entonces controlaba el 47% de Gas Natural y era el accionista de referencia de la sociedad gasista, chocó con la resistencia de La Caixa, el segundo accionista de la distribuidora. Frustrada la OPA, Respsol encontró una segunda vía legal para hacerse con el control absoluto de Gas Natural: pasó a dominar el 51% del consejo de administración de su participada y consolidó en su balance la totalidad de la filial.

Tiempos mejores

Eran los mejores momentos del ciclo alcista y las inversiones en Argentina prometían altísimos rendimientos. Repsol y La Caixa, los dos socios permanentes de Gas Natural, modificaron en 2000 el acuerdo accionarial que habían sellado en 1992, en el momento de la fundación de la empresa, que facultaba a La Caixa para la designación del presidente de la compañía y el control de la gestión. El cambio estatutario, promovido por Cortina en 2000, posibilitó la mayoría de Repsol en el consejo -seis cargos, frente a cinco del socio catalán- y reforzó la figura del consejero delegado, José Luis López de Silanes.

Esta misma semana, en el momento del segundo gran cambio, espoleado por las urgencias financieras de Repsol, ha aflorado un nuevo pacto entre los accionistas que devuelve la paridad al consejo -cuatro de Repsol, cuatro de La Caixa y cuatro que nombrarán al 50% entre ambos socios- y le arrebata el control a la petrolera en beneficio de la entidad financiera. Repsol ha acelerado la venta tras barajar la posbilidad de que el Gobierno de Argentina nacionalizara YPF provocando con ello una crisis de dimensiones imprevsibles en la petrolera española. Las compañías energéticas instaladas en Latinoamérica recuerdan la experiencia de menor importancia atravesada por la eléctrica CHADE, que había sido fundada en Buenos Aires en 1919 por el político regionalista Francesc Cambó, y nacionalizada en 1946 por el presidente justicialista Juan Domingo Perón.

La tensión, mal disimulada y casi siempre oculta, entre los accionistas de Gas Natural ha sido una constante a lo largo de la historia de la empresa. En el momento de su creación, fruto de la fusión entre Catalana de Gas y Gas Madrid, Repsol, entonces presidida por Óscar Fanjul, impuso condiciones muy sesgadas en favor de la petrolera. Sin embargo, el modelo de Fanjul no llegó a aplicarse gracias a la mediación del ex presidente del Gobierno Felipe González, partidario de la formación de un gran grupo gasista español con sede en Barcelona y presidido, en su primera etapa, por el ingeniero Pere Duran Farell. Cuando la compañía echó a andar, el entonces ministro de Industria, Claudio Aranzadi, obligó a Repsol, que estaba vinculada al sector público, a rescatar el 10% de Gas Natural que tenía la británica British Gas.

El fin de la hegemonía de Repsol en Gas Natural estaba escrito desde el momento en que se desencadenó la crisis argentina. El primer trimestre de 2002 ha supuesto para Repsol este balance desolador: el beneficio de su división de refino y mercadotecnia descendió el 36% (230 millones de euros); la explotación, formada básicamente por los activos de YPF, bajó el 36% (230 millones de euros), y la actividad petroquímica cayó el 200% (17 millones de euros). Del imponente revés sólo se ha librado la actividad gasista, en manos de Gas Natural, que al finalizar el trimestre registraba un beneficio operativo de 355 millones de euros, superior en el 4% al del año pasado.

Expertos de Analistas Financieros Internacionales (AFI) y de Ahorro y Corporación coinciden en señalar que Repsol estaba obligada a vender una participación significativa de Gas Natural para salir del atolladero, sobre todo porque la petrolera deja de consolidar en su balance el 100% de Gas Natural . La desinversión tiene un doble efecto: por un lado, Repsol ingresa 2.008 millones de euros por la venta de las acciones, y por otro, al no consolidar Gas Natural, no debe incluir la deuda de esta sociedad. En conjunto, Repsol reducirá su deuda en 4.900 de euros por esta operación.

Doble reducción

Al dejar de consolidar las cuentas de Gas Natural, la petrolera no suma a su propia deuda la de la sociedad gasista. 'Repsol soporta a partir de ahora una menor deuda y sale ganando, pero al mismo tiempo adelgaza su balance, pierde los activos de Gas Natural, como las redes de distribución y los contratos de suministro', señala AFI. Es decir, al perder el control de Gas Natural, Repsol pierde valor, tanto en términos de neto patrimonial como en términos estratégicos, porque Gas Natural era hasta ahora la joya de la corona de la petrolera.

Las agencias de calificación Standard and Poor's (S&P) y Moody's señalan como negativo el largo plazo de la petrolera española Repsol. En un comunicado emitido desde Londres, S&P corrobora sus calificaciones tras conocerse que Repsol YPF venderá el 23% de Gas Natural y destaca el considerable fortalecimiento de la liquidez de Repsol YPF, parcialmente compensada por la reducción de su participación en el flujo sostenido de dinero en metálico que genera la industria nacional de gas.

De Valero Bermejo a Cortina

Repsol YPF y La Caixa han acordado mantener sus actuales proporciones -24% y 26,4% respectivamente- en el capital de la sociedad gasista. En la base de esta afirmación se encuentra el peculiar blindaje del que se han dotado ambos socios al trocear la colocación del 23 % de Gas Natural entre varios bancos de inversión de tal forma que 'harían imposible cualquier intento de penetración por parte de algún competidor internacional'. Pese a ello, la petrolera italiana Eni y la británica BP han mostrado interés por tomar participaciones en el capital de Gas Natural, pensando en futuras alianzas estratégicas y aprovechando el proceso de desinversión de Repsol YPF en esta compañía.

Repsol YPF y La Caixa han llevado su disputa, discreta pero de una densidad poco común, por el control de Gas Natural al terreno de las finanzas, la gestión y hasta de la política. En 1992, González se comprometió en la vertebración del grupo gasista y al predominio de La Caixa, pese a su menor participación accionarial.

En 1996, Alfonso Cortina, nombrado por el presidente José María Aznar, inició la renacionalización de Gas Natural, siguiendo los pasos dados mucho antes, en 1971, por Valero Bermejo, entonces presidente de Campsa y Butano, que fundó Enagas al segregar de la antigua Catalana de Gas una planta de regasificación del puerto de Barcelona. El empeño de Repsol desembocó hace dos años en el control de la empresa gasista. Sin embargo, ahora, la desinversión de la petrolera, para hacer frente a sus deudas contraídas en Argentina por la compra de YPF, gira la tortilla.

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