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Los secretos de la cumbre

Chávez dijo que está aquí 'de milagro' y Berlusconi propuso cambiar globalización por 'crecimiento sin fronteras'

'Estoy aquí de milagro'. Así comenzó Hugo Chávez su intervención en una cumbre a la que no hubiera podido asistir de haber triunfado, en abril pasado, el intento de golpe de Estado contra él. 'Hace 30 días era prisionero de un zarpazo fascista que trató de borrar la República Bolivariana', dijo el presidente venezolano a sus colegas de la UE, América Latina y el Caribe, ante los que se presentó como adalid de la democracia y los valores constitucionales: 'Me alegro de estar aquí por lo que significa mi presencia'.

En la noche del viernes, tras pronunciar una conferencia en la Escuela Diplomática, Chávez aseguró que el presidente del Gobierno español, José María Aznar, le ha hecho la promesa de que nunca apoyará un Gobierno no constitucional en Venezuela. Y como también hizo la víspera, el mandatario venezolano recordó que la comunidad internacional no está cumpliendo su compromiso de reducir la pobreza. Se mostró de acuerdo con lo dicho poco antes por el presidente colombiano, Andrés Pastrana, quien sostuvo que la pobreza genera violencia, pero aprovechó para recordarle que esas palabras estaban ya en la Biblia.

La necesidad urgente de que Europa abra sus mercados a los productos procedentes del otro lado del Atlántico estuvo presente en la mayoría de las intervenciones. Para luchar contra la pobreza, afirmaron varios presidentes latinoamericanos, sus países no necesitan la caridad de los europeos, sino salidas para sus exportaciones. Lo resumió en una frase el presidente de Perú, Alejandro Toledo: 'No nos regalen leche ni productos agropecuarios; abran sus mercados, dejen que seamos competitivos en calidad y en precios'.

Además de la apertura de los mercados para sus bienes, los líderes latinoamericanos insistieron en que los países europeos deben también abrirse a las personas. Uno de los discursos más ambiciosos fue el del presidente chileno, Ricardo Lagos, quien presentó un decálogo para mejorar la colaboración entre la UE y América Latina en terrenos como el desarme, la lucha antiterrorista, el mantenimiento de la paz, los derechos humanos, la defensa de la democracia, la protección del medio ambiente, la tecnología, la lucha contra el narcotráfico y el desarrollo de la Corte Penal Internacional.

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, vino cargado de propuestas originales. Il Cavaliere se declaró partidario de sustituir el término 'globalización' -repleto, según él, de connotaciones peyorativas-, por el de 'crecimiento sin fronteras', a su juicio más ajustado a la realidad. También anunció que en la próxima cumbre del G-7 presentará un novedoso programa informático dedicado a mejorar la gestión de los Gobiernos.

Y el presidente de Jamaica, Perrival Patterson, dio ayer un gran susto a las delegaciones acreditadas en la cumbre, informa Francisco Javier Barroso. El máximo responsable jamaicano abandonó precipitadamente las reuniones y se marchó a su hotel, en el paseo de la Castellana. Los servicios de seguridad llamaron a una UVI móvil del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid, ya que los síntomas que presentaba el mandatario les hacían pensar que se trataba de un infarto. Los responsables sanitarios prepararon incluso la zona VIP del hospital La Paz, que estaba preparada para percances de este tipo. Al final, se quedó en un susto, ya que Patterson sufría una crisis hipertensiva, según los facultativos que le atendieron. Los médicos le aconsejaron que permaneciera acostado en su habitación del hotel, en espera de su posterior evolución.

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