Los obispos culpan de la pobreza a la corrupción pública y privada

Miseria, corrupción, violencia, terrorismo, tráfico de estupefacientes, inestabilidad política, debilidad de algunas democracias. El diagnóstico de los obispos europeos y latinoamericanos, reunidos desde el lunes en San Lorenzo de El Escorial, no puede ser más sombrío, pero los prelados, entre los que se encuentran una docena de cardenales, alzan la voz con un gesto de esperanza. Lo hacen con una carta-mensaje a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, Latinoamérica y el Caribe, que este fin de semana celebran en Madrid su II Cumbre. Les reclaman que den prioridad a la dimensión social del desarrollo económico, sobre todo en la lucha contra la pobreza.

El presidente del Gobierno español, José María Aznar, anfitrión de la cumbre como presidente de turno del Consejo de la UE, recibió ayer por la tarde el mensaje episcopal pidiendo que se combata la corrupción pública y privada, incluyendo el lavado del dinero del narcotráfico, a través de una ética de responsabilidad en los negocios.

'Combatir la corrupción ha de ser una tarea conjunta e incansable. Como bien sabemos, no existe un corrupto público sin que, generalmente, haya un corruptor privado y no hay un corrupto nacional sin que exista un corruptor internacional. Frenar la corrupción significa, en buena parte, liberar recursos reales para el desarrollo', afirma el documento, aprobado por los relevantes eclesiásticos católicos del congreso social clausurado ayer en El Escorial, convocado por la Comisión de Episcopados de la Unión Europea (COMECE), el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y la Conferencia Episcopal Española (CEE).

La globalización

En la carta, remitida también a todos los gobernantes europeos y latinoamericanos, firmada por el presidente del CELAM, el colombiano Jorge Jiménez Carvajal, y el presidente de la COMECE, el alemán Josef Homeyer, los obispos solicitan también que se adecuen las estructuras de gobierno para asumir los desafíos de la globalización y se busquen estructuras más eficientes de integración regional y de cooperación mundial.

Otro punto que destacan los prelados es el de velar por la protección del medio ambiente, cuyo deterioro 'afecta potencialmente a toda la humanidad, a través de instrumentos políticos y legales efectivos'. 'Entre América Latina y Europa existen lazos muy profundos que, con sus luces y sus sombras, nos estimulan a mirar con sano realismo y sólida esperanza un futuro de mutua colaboración entre nuestras iglesias y nuestros pueblos', reflexionan los eclesiásticos, antes de afirmar que Europa y Latinoamérica 'tienen la obligación de mirar el mundo globalizado desde dos ángulos diversos, pero desde un propósito que, siendo común, identifica más de cinco siglos de diálogo, cuyos resultados son la base de la firme determinación de continuar profundizando el proceso de humanización'.