Decenas de miles de personas piden la retirada de la reforma del paro
Las protestas del Primero de Mayo ponen en marcha la maquinaria de la huelga general
Ni van a negociar ni van a aceptar recortes del desempleo o del coste del despido. Es el Gobierno el que tiene que rectificar. Con esta contundencia se mostraron ayer los líderes de los dos sindicatos mayoritarios CC OO y UGT, José María Fidalgo y Cándido Méndez, en la celebración del Primero de Mayo. Con una omisión deliberada de la expresión huelga general, los dos dirigentes dejaron claro que la maquinaria está en marcha, ante un auditorio que clamaba por la respuesta sindical más contundente. Las centrales pidieron al presidente Aznar que no confunda a los parados con defraudadores.
El clima especialmente reivindicativo que ha tenido este día de los trabajadores ha movilizado a más manifestantes en las calles de Madrid que hace un año, hasta 70.000 según los sindicatos. La policía estima que acudieron unas 10.000 personas.
Con una frase prácticamente idéntica, Fidalgo y Méndez exigieron al Gobierno que retire su reforma del paro y del despido 'de manera clara y para siempre'. Los sindicalistas lanzaron el mensaje con el que pretenden implicar a toda la sociedad en la movilización: los cambios atañen a los trabajadores en activo y a los parados. 'Las medidas nos afectan a todos por igual y todos nos tenemos que sentir igualmente agredidos', advirtió Méndez.
Fidalgo ahondó en esta idea con el argumento de los salarios de tramitación (los que se abonan mientras la justicia falla si el despido es improcedente), que la reforma propone eliminar. Reducir el coste del despido improcedente lo acerca económicamente al procedente, lo que en su opinión 'es casi el despido libre'.
Respaldados por unos manifestantes que llamaban continuamente a la huelga general, los sindicalistas cumplieron su compromiso de no aludir directamente a ella hasta el 23 de mayo. Ese día, si el Gobierno no ha dado marcha atrás, los órganos de dirección de las dos centrales aprobarán, según palabras de Fidalgo, 'una acción que está en los titulares de prensa y en vuestros labios; y será un gran escaparate en la presidencia europea para este señor que presume de diálogo social'. Traducido a un lenguaje sin subterfugios, convocarán una huelga general para el 20 de junio, la víspera de la cumbre de Sevilla con la que Aznar cierra su semestre al frente de la UE.
Al presidente del Gobierno iba dirigida una petición expresa: que no criminalice a los parados. Méndez asegura que es 'un mecanismo muy peligroso el intentar enfrentar a la sociedad con los parados, acusándolos de defraudadores, y contra los inmigrantes, que ocupan los puestos de trabajo que los españoles rechazan'. Para Fidalgo, estos argumentos que ha utilizado el Gobierno para defender su reforma del paro alientan fenómenos como el de Le Pen en Francia.
Amplio respaldo
La huelga general cuenta con el respaldo de colectivos hace poco distantes, desde el sector crítico de CC OO a las juventudes socialistas, el PCE o las federaciones de Comisiones alineadas con el ex número dos de la central Rodolfo Benito. También ha servido para limar las discrepancias que han separado en el último año a UGT y CC OO y las surgidas en el seno de esta central. Todos esos sectores exhibían pancartas y coreaban lemas en favor de la huelga general.
Frente a la presencia de las direcciones en pleno de Izquierda Unida y el PCE, destacó la ausencia del secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, tal como había comunicado previamente a los sindicatos. El partido socialista estuvo representado por Jordi Sevilla, su responsable económico, junto a Rafael Simancas y Manuel de la Rocha, entre otros.
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