Medio millón de personas marchan en Alemania en vísperas de la huelga del sector metalúrgico
Protestas multitudinarias en Italia contra la reforma laboral y en Japón por los despidos masivos
A cuatro días de que se inicie la primera huelga en el sector metalúrgico e industrial desde 1995, prevista para el próximo lunes, cerca de 500.000 personas marcharon ayer en toda Alemania, convocadas por la confederación sindical DGB para manifestarse a favor de una 'globalización justa'. En Italia, un multitudinario concierto, que concentró en Roma a cientos de miles de personas, cerró una jornada marcada por el enfrentamiento que mantienen los sindicatos con el Gobierno por la reforma laboral. Mientras, en Japón, casi 700.000 personas protestaron en todo el país por los despidos masivos.
El sindicato metalúrgico alemán IG Metall (que pide un aumento salarial mínimo del 3,6%) ha descartado nuevas negociaciones con la patronal Gesamtmetall (que ofrece un 3,3%) hasta después del inicio de la huelga, que el martes pasado fue refrendada con mayorías del 85% y 90% por los afiliados del sindicato en Berlín-Brandeburgo y Baden-Wurtemberg. Su siempre combativo presidente, Klaus Zwickel, rechazó ayer las críticas de que los trabajadores están poniendo en peligro la incipiente reactivación de la economía alemana. En el cierre de una manifestación sindical en Berlín, Zwickel afirmó que lo contrario es cierto: 'Nos declaramos en huelga para obtener más dinero y así apoyar la recuperación'.
Zwickel alertó a la patronal que de ésta y de su disposición a ceder en las negociaciones depende 'qué tan duras sean las consecuencias de este conflicto laboral'. El negociador jefe de la patronal, Otmar Zwiebelhofer, por contra, instó al sindicato a 'entrar en razón', y subrayó que, 'aparte de IG Metall y una parte de sus miembros, casi nadie entiende que se convoque a una huelga por tan mínimas diferencias'.
Los llamamientos del canciller alemán, Gerhard Schröder, a volver a la mesa de negociaciones fueron ignorados en los últimos días. Durante el acto sindical celebrado en Leipzig, Schröder pidió el apoyo de los trabajadores en las elecciones del 22 de septiembre. En su programa electoral, el líder socialdemócrata ha hecho sustanciales concesiones a los sindicatos, contrarios a una flexibilización del mercado laboral. El canciller, además, defendió las mejoras en los derechos de los trabajadores impulsadas por su Gobierno e instó a defenderlas de una eventual victoria del candidato conservador, Edmund Stoiber.
Al margen de las casi quinientas manifestaciones sindicales a lo largo y ancho de todo el país, en Berlín la celebración del Primero de Mayo volvió a acarrear duros enfrentamientos entre la policía y grupos de manifestantes izquierdistas, muchos de ellos adolescentes mínimamente politizados.
Reinvindicación italiana
En Roma, la explanada de San Juan de Letrán volvió a convertirse, un año más, en cita obligada de la celebración, con siete horas ininterrumpidas de música con grupos de la talla de los británicos Oasis y el italiano Zucchero como platos fuertes. Más de 300.000 personas se congregaron desde primera hora de la tarde frente a la basílica romana para poner el punto final festivo a una jornada llena de discursos y proclamas reivindicativas en toda Italia. Quince días después de la primera huelga general de los últimos 20 años, las centrales sindicales volvieron a la carga desde la calle contra el proyecto gubernamental que prevé la flexibilización del despido.
El lugar elegido para la principal manifestación italiana fue la ciudad norteña de Bolonia, donde unas 100.000 personas volvieron a ondear sus banderas rojas en medio de reproches al Gobierno por su decisión de seguir adelante con la reforma laboral, pese a la huelga general que paralizó el país el pasado 16 de abril. Desde la tribuna de oradores, Sergio Cofferati, líder de la mayoritaria CGIL (izquierdista), amenazó al Gobierno con nuevas movilizaciones si no retira su proyecto. Además de en Bolonia y Roma, hubo manifestaciones en otras ciudades italianas como Milán (30.000 personas), Turín (60.000) y Nápoles (25.000). En todas las concentraciones se oyó, por encima de otros cánticos, el Bella Ciao de los partisanos, convertido en el himno de resistencia a Silvio Berlusconi en las últimas semanas.
En Japón, unos 700.000 trabajadores participaron en las manifestaciones del Primero de Mayo, en las que los despidos masivos y los recortes salariales centraron las reivindicaciones. El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos (Zenroren), Yoji Kobayashi, advirtió sobre la gravedad del desempleo, que en enero pasado registró el máximo histórico del 5,6%, y el creciente número de bancarrotas. El sindicalista calificó de 'incapaz' al primer ministro, Junichiro Koizumi, por no haber tomado medidas para frenar el deterioro económico. Las manifestaciones, que se realizaron en al menos 450 lugares, fueron organizadas además por la Asociación Nacional de Sindicatos de Japón.
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