Cuba, más isla que nunca
El régimen de Castro vive uno de sus peores momentos en América Latina tras la crisis con México y la ruptura con Uruguay
La ofensiva lanzada esta semana por Fidel Castro contra varios países de América Latina que apoyaron una resolución en la ONU sobre los derechos humanos en Cuba ha tenido dos consecuencias inmediatas: el grave deterioro de las relaciones con México y la ruptura diplomática con Uruguay. Esto ocurre días después del frustrado golpe de Estado en Venezuela, que estuvo a punto de privar a La Habana de su más importante aliado en la región y dejó la sensación de que la isla se encuentra cada vez más aislada.
Hace una década, cuando se produjo el desmoronamiento del bloque socialista, con el que Cuba realizaba el 85% de sus intercambios comerciales, La Habana reorientó su diplomacia hacia Iberoamérica. Restableció relaciones con Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Guatemala y Honduras. Pero en los últimos tiempos las cosas parecen haber cambiado.
El golpe contra Hugo Chávez amenaza también los lazos con el mejor aliado
El pasado 19 de marzo, en Ginebra, la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de la ONU sometió a votación una resolución presentada por Uruguay y copatrocinada por un nutrido grupo de países de América Latina que pedía al régimen de la isla mejorar la situación de los derechos humanos y someterse al escrutinio de un enviado especial de la alta comisionada de los Derechos Humanos, Mary Robinson. La situación de los derechos humanos en Cuba figuraba en la agenda de la CDH desde hacía ya 12 años, pero por primera vez la resolución era auspiciada por un bloque de países latinoamericanos, que hasta enconces habían optado mayoritariamente por la abstención.
Desde el primer momento, el Gobierno cubano acusó a Estados Unidos de inspirar y redactar el proyecto de resolución y denunció las presiones ejercidas por Washington sobre América Latina. La aprobación de la resolución, por 23 votos contra 21, con el voto de apoyo de última hora de México -además de los de la Unión Europea y Cana-dá- provocó una airada reacción de La Habana.
El presidente cubano, Fidel Castro, llamó 'judas' y 'lacayo de Estados Unidos' a su homólogo uruguayo, Jorge Batlle, y difundió una conversación telefónica privada con el presidente mexicano, Vicente Fox, en la que éste le presionaba, presumiblemente a instancias de Estados Unidos, para que limitase su participación en la pasada cumbre de Financiación y Desarrollo de Monterrey. Tanto Fox como su ministro de Exteriores, el ex comunista Jorge Castañeda, a quien La Habana acusa desde hace meses de intrigar contra la isla en connivencia con Washington, habían negado haber condicionado la presencia de Castro en Monterrey, por lo que la revelación de la conversación provocó un terremoto político en México y el abrupto deterioro de las relaciones con Cuba.
Diplomáticos latinoamericanos en La Habana señalaron que el enfriamiento entre Cuba y México es 'preocupante'. 'México fue el único país del hemisferio que no rompió con Cuba en los años sesenta y es también el que ha mantenido más estrechos vínculos en las últimas cuatro décadas. De ahí que esta pelea sea tan significativa, y más aún cuando el mes próximo se cumplen 100 años de relaciones ininterrumpidas entre ambos países', opina uno de ellos.
La decisión cubana de enfrentarse abiertamente con México causó desconcierto en medios diplomáticos. 'Es una política de confrontación que no conviene a nadie y que podría acentuar el aislamiento de Cuba en la región', indicó un embajador iberoamericano.
El Gobierno de Fidel Castro, en cambio, sostiene que es ahora cuando la revolución está más acompañada que nunca. 'Verdaderamente mueve a risa la acusación de los que dicen que nuestro país esta aislado', aseguró en una reciente entrevista el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque. 'Hemos terminado diciembre de 2001 con relaciones diplomáticas con 171 países. Tenemos hoy 107 embajadas y 129 consulados que operan en todos los rincones del planeta. Recibimos más de 500 delegaciones extranjeras a lo largo del año en representación de 121 naciones. Y el año 2001 concluye con un evidente rechazo internacional a la política de agresión de Estados Unidos contra Cuba. Nuevamente, en Naciones Unidas 167 países votaron contra el bloqueo'.
México es el segundo socio de Cuba en América Latina -el volumen del comercio bilateral asciende a 280 millones de dólares anuales- y autoridades de ambos países ya han adelantado que, pese a la bronca, las relaciones económicas no se van a resentir. Para La Habana, mucho más preocupante que su diferendo con México fueron las 47 horas que pasó Hugo Chávez fuera del poder en Venezuela. Este país es hoy el primer socio comercial de Cuba en el mundo. Además de suministrar a la isla la tercera parte del petróleo que consume en condiciones preferenciales, el intercambio comercial llegó el año pasado a 1.000 millones de dólares, superando a España. Según un funcionario cubano, esas 47 horas 'fueron angustiosas'. Y añadió: 'Fuimos más isla que nunca'.
Para la disidencia, lo ocurrido en Ginebra no es una casualidad. Además de México y Uruguay, cinco países latinoamericanos votaron a favor de la resolución -Argentina, Chile, Costa Rica, Guatemala y Perú-, dos se abstuvieron -Brasil y Ecuador- y sólo Venezuela, junto a Cuba, se pronunció en contra. 'Es la primera vez que esto ocurre. Se ha producido una reacción latinoamericana y eso se debe a la posición inmovilista del Gobierno cubano, que lleva al país al autoaislamiento', afirmó el presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos, Elizardo Sánchez.
Las autoridades de La Habana afirman, sin embargo, que Cuba no está sola. El único que esta aislado, dicen, es el Gobierno de Estados Unidos, que cada vez se ve más presionado desde dentro para que levante el embargo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.