Los anestesistas insisten en que Cruces haga fijos a 13 eventuales

Representantes de los anestesistas del Hospital de Cruces que el miércoles iniciaron una huelga indefinida advirtieron ayer a la dirección del hospital de que cualquier acuerdo para zanjar el conflicto debe implicar el reconocimiento del déficit de plantilla en el servicio y, por tanto, en convertir en fijos a los 13 trabajadores eventuales.

El portavoz de los anestesistas, Pedro Olivares, aseguró en conferencia de prensa en Bilbao, que con esta huelga, que comenzó hace un mes largo, no están reclamando aumentos de sueldo ni disminuciones de jornada. Los huelguistas piden 'el cumplimiento de los acuerdos de Osakidetza' respecto a la jornada semanal de 35 horas y a la limitación de tres guardias al mes. Ahora realizan cinco.

Olivares aseguró que algunos miembros del equipo de anestesistas de Cruces han llegado a encadenar hasta veinte contratos en cinco años. Añadió que esa situación hace imposible retener a los profesionales formados en el servicio durante años, ya que prefieren buscar otros puestos con mejores condiciones de trabajo.

'La plantilla actual es insuficiente no solamente para atender la demanda del hospital, sino también para posibilitar a sus integrantes obtener la capacitación necesaria en los nuevos avances que se dan en la medicina', explicó Olivares. También reclamó la optimización de la asistencia y la participación de los anestesistas en la gestión del servicio.

El comité de huelga considera imprescindible 'frenar el deterioro que desde hace unos años está sufriendo el hospital de Cruces, dado que a la dirección sólo le interesa sacar resultados a bajo coste', agregó Olivares.

El huelga de anestesistas, que comenzó el 11 de marzo con paros intermitentes, se convirtió en indefinida el pasado miércoles al fracasar el intento de negociación entre los facultativos y la dirección del hospital de Barakaldo. Más de 700 operaciones han tenido que ser anuladas hasta el momento por esta protesta. Los pacientes afectados están siendo enviados a clínicas privadas de Vizcaya, lo que le cuesta 240.000 euros semanales a Osakidetza.