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EL GRAN DÍA DE SANT JORDI

Aluvión de libros y escritores en el Sant Jordi más masivo de los últimos años

Las ventas crecieron en un 6% respecto a 2001 y se vendieron más de cinco millones de rosas

Parece imposible pero la Diada de Sant Jordi cada año va a más. El centro de Barcelona quedó felizmente colapsado desde las 11 de la mañana hasta pasadas las ocho de la tarde. El desembarco de autores superó las previsiones y, con temperaturas veraniegas y un festivo ambiente prefutbolístico, los ciudadanos se lanzaron en busca de libros y rosas. Las primeras cifras facilitadas por los libreros indican que las ventas han crecido un 6% respecto a 2001. Cercas, Buenafuente, Vázquez Montalbán, Ferran Torrent, Millás y Almudena Grandes fueron algunos de los autores que más vendieron.

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La jornada empezó con el tradicional desayuno del hotel Regina, en el que participaron más de 70 escritores. Y desde allí iniciaron el periplo de la sacrosanta firma al que se fueron uniendo cientos de autores llegados de toda España y, en menor número, del extranjero. 'Cuando esto sale bien es como un acto organizado por Comediants', afirmó Manuel Vázquez Montalbán antes de empezar la peregrinación.

Los libreros intentaron marcar rígidos horarios a toque de campana, de 11.00 a 12.00 en tal librería, de 12.00 a 13.00 en tal otra, pero en más de una ocasión quedaron desbordados. Por ejemplo, a Joaquín Sabina casi se le rompe la mano de firmar ejemplares de su libro de poemas Los ciento volando de catorce (Visor) en la FNAC Triangle, pero llegaron las 12.00 y seguía la cola. Y a esa hora tenía que que firmar en Crisol. ¿Qué pasó? La cola se fue tras él en una divertida procesión laica. Chus Visor, el editor, era quien más contento estaba: 'Lo publicamos en noviembre pasado y lleva vendidos 100.000 ejemplares. ¡Para que luego digan que la poesía no vende!'. Y otro más: Vázquez Montalbán llegó, acalorado, con tres cuartos de hora de retraso, al almuerzo organizado por Random House Mondadori -su Erec y Enide ha sido editada por Areté, una de las editoriales del grupo-, porque sus lectores no le dejaron abandonar la caseta donde firmaba.

Otro escritor que sufrió los rigores del sol de justicia fue Álvaro Pombo cuando firmaba ejemplares de El cielo raso (Anagrama) en la Llibreria del Raval. No se andó con chiquitas y lo solucionó rápidamente: se hizo un sombrero con las páginas de un suplemento literario. 'Es que la piel del cráneo es muy fina'.

Tomás Eloy Martínez, que vivió deslumbrado su primer Día de Sant Jordi, no paraba de repetir su asombro ante el espectáculo. Al autor de El vuelo de la reina, premio Alfaguara 2002, le tocó compartir caseta con Sabina en dos ocasiones. '¿Pero cómo me van a llegar lectores a mí con este hombre a mi lado?', dijo con humor. Pero le fueron llegando. Entre el mogollón de gente que se aglomeraba en la caseta de Crisol había, además, muchos argentinos interesados en su libro y en hablar con él.

'Lo del premio ha sido fantástico y espero que este ciclo de buena suerte que estoy viviendo llegue también a Argentina, mi país'. Martínez tiene previsto presentar su novela en Buenos Aires el 5 de mayo, día que se clausura allí la feria del libro. 'América Latina vive una gran efervescencia y creo que, destruidas las estructuras políticas y económicas, el único oxígeno que respiramos nos llega de la literatura, de la pintura, de las artes...'.

En la caseta de Crisol en que estaba Martínez, firmaba ejemplares sin parar Jesús Moncada. Ambos se conocieron hace tiempo.

Dijo que lo había leído y valoró mucho su obra. Tomás Eloy Martínez explicó también que la edición de El vuelo de la reina, que se ha publicado en Argentina, es más modesta que la española. 'Se ha hecho en tapa blanda al contrario que la de aquí, pero a mí me gusta mucho'. 'La situación de Argentina es desesperada', concluyó.

De Argentina habló también Riccardo Cavallero, miembro del equipo directivo de Random House (Bertelsmann) y responsable de la filial española Random House Mondadori. 'Los editores están perdiendo mucho dinero en Argentina y nosotros también. Pero no nos iremos, vamos a aguantar, porque si nos vamos de Argentina significa que nos vamos de América Latina'.

La impresión de que el partido Barcelona-Madrid haría que la diada adelantara su cierre no se cumplió, aunque las editoriales que la acabaron con fiesta (Grup 62, Columna y Martínez Roca) habían garantizado a sus invitados que tendrían pantalla gigante.

Andreu Buenafuente seguía firmando ejemplares a las nueve de la noche y Terenci Moix batió todos los récords. Pasadas las 21.30 horas, y a medio desmontar ya la caseta, no paraba de dedicar ejemplares de El arpista ciego (Planeta). Moix había pactado con sus editores que firmaría durante una hora por la mañana y durante otra por la tarde y nada más. Pero la hora de la mañana se convirtió en hora y media y la de la tarde superó las dos. Entre su abundante clientela había muchos fumadores, ex fumadores y otros que intentaban dejarlo. Los consejos no pararon de llegarle ni un minuto: 'Terenci, deixa de fumar. T'estimem'.

Por la mañana, cerca de él, en el puesto de Casa del Libro, estaba Juan José Millás, que ya se considera un veterano del Día de Sant Jordi. Millás, premio Primavera con Dos mujeres en Praga (Espasa), dijo que estaba encantado 'como escritor y como espectador'. 'Sant Jordi es un híbrido de domingo y lunes. Una mezcla imposible de laborable y festivo y esto es fantástico'.

Prueba de que lo de Sant Jordi es una cita obligada es que Ana Botella, que por la mañana estuvo en Alcalá de Henares en la entrega del Premio Cervantes, viajó de escapada a Barcelona en cuanto pudo para firmar Érase una vez (Martínez Roca), una antología de cuentos comentados por ella. Cuando llegó a la caseta de la Casa del Libro, con media hora de retraso, la esperaban más cámaras que lectores. Había bastantes nervios. Fernando Sánchez Dragó, que estaba a su lado, se puso a gritar buscando a alguien de la librería para que cobrara uno de sus libros que acababa de firmar. Los de seguridad aconsejaban calma, y Antonio Gala, inmutable, seguía firmando en plan factoría; un poco más allá, Eduardo Mendoza atendía a sus lectores con su afabilidad habitual. Aparte de los nervios puntuales de algún momento, hubo muy buen rollo en Sant Jordi.

El conseller en cap Artur Mas y la ex teniente de alcalde Pilar Rahola coincidieron en la caseta de El Corte Inglés de Portal de l'Àngel. Ella tomó la iniciativa de dedicarle su libro Els amants de Tània (Columna): 'Per Artur Mas, un llibre d'alta tempertatura'. Él correspondió con un largo texto en su libro entrevista Què pensa Artur Mas (Dèria), cuyo contenido no quiso revelar porque 'es privado'. 'Ya lo tengo, Artur, y aún me lo estoy leyendo', dijo Rahola.

El ambiente en la Rambla a mediodía de ayer era espectacular.
El ambiente en la Rambla a mediodía de ayer era espectacular.CARLES RIBAS

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