Dirigentes sin red

La sociedad catalana tira más del carro de la modernidad tecnológica por la base que por la cima. La cúpula de las empresas, las instituciones públicas y el sistema de enseñanza, incluidas las universidades, no sólo no cooperan, sino que, con su actitud 'reticente', está entorpeciendo la generalización del uso de Internet en Cataluña.

Ésta es la 'hipótesis' más destacada que formula sobre la sociedad digital en esta comunidad Manuel Castells, presidente del Comité Científico del Instituto de Investigación (IN3), de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y una de las voces con mayor autoridad en materia de sociedad de la información. Junto con la investigadora de la UOC María Isabel Díaz de Isla, el sociólogo prepara un trabajo de investigación subvencionado por la Generalitat sobre la difusión y los usos de Internet en Cataluña, una tarea ingente que, según la UOC, puede llevarle dos años.

Como base, el profesor Castells ha recopilado todas las estadísticas realizadas hasta ahora en relación con la penetración de la red. El primer análisis que resulta de esta recopilación de datos refleja la 'falta de interés y de conocimiento' de los máximos responsables de los centros de decisión, la 'rutina' que han implantado en las distintas organizaciones, enquistadas en la 'rigidez', y la 'incapacidad' extendida entre los cuadros medios de empresas e instituciones para adaptarse a la nueva sociedad digital. A juicio de Castells, todo ello, aliñado con el condicionamiento del factor 'generacional' o de edad, se ha convertido en 'obstáculo fundamental' para que en la comunidad catalana despegue de una vez la sociedad digital.

Medio 'casi universal'

No es que Cataluña esté fuera de la red. Al contrario: la penetración de Internet en los hogares (que no el acceso a gran velocidad o banda ancha) oscila entre el 24,8%, según el Estudio General de Medios (EGM), y el 27,1%, de acuerdo con las estadísticas de la Generalitat. Teniendo en cuenta que hace cinco años el nivel no alcanzaba el 5%, el ritmo de crecimiento acumulado ha sido del 416%.

El incremento ha sido aún más espectacular en Barcelona: del 489% en el mismo periodo. La Encuesta Ómnibus Municipal indica que en 2001 el 37,3% de los hogares estaba ya conectado a la red. Castells y Díaz de Isla prevén que antes de 2010 es probable que Internet se convierta en 'un medio de comunicación casi universal en Cataluña'. El problema consiste en que Internet está confinado en la esfera privada. En Cataluña, la sociedad conectada está basada en los hogares, y 'se construye alrededor de jóvenes y de padres con ganas' de imbuirse de las posibilidades que ofrece Internet. Los colectivos sociales de mayor edad son los que ocupan el grueso de los puestos donde se toman decisiones sobre las infraestructuras y acerca de los usos de Internet. 'Hay un abismo de experiencia y conocimiento entre quienes deciden sobre Internet y los que la usan', subrayan.

Los investigadores han reparado en un dato 'intrigante' sobre lo que ocurre en Cataluña. La mayoría de internautas se conecta desde su casa (el 56%). La proporción de quienes entran en la red desde el trabajo sólo asciende al 36,6%. En universidades y escuelas, el nivel es aún más pobre: el 21,4%. En la Administración y centros públicos, no llega al 13%.

Las empresas catalanas hacen un uso 'extremadamente limitado' de Internet en sus ventas, gestión interna y relaciones con empleados y proveedores. Las que tienen web (la mitad) la usan 'más como un póster publicitario que como herramienta operativa'. El escaso uso de Internet fuera de casa no se debe sólo, en opinión de Castells, a unas infraestructuras deficientes, al coste de las comunicaciones o a la falta de equipos.