La desunión árabe y la retirada palestina sitúan la cumbre de Beirut al borde del fracaso
El plan de paz de Arabia Saudí choca con las actitudes radicales de países como Siria
La cumbre de la Liga Árabe en Beirut, que tantas esperanzas había despertado por la presentación de un plan de paz sin precedentes por parte de Arabia Saudí, se hallaba ayer al borde de un estrepitoso fracaso, marcado por la desunión, las ausencias y por el abandono de la delegación palestina. El príncipe heredero Abdalá bin Abdelaziz, de Arabia Saudí, presentó su propuesta a Israel de reconomiento de los países árabes a cambio de su retirada de los territorios ocupados en 1967. Pero las desavenencias y la negativa de los anfitriones libaneses a una intervención en directo por videoconferencia de Yasir Arafat le arrebataron a la propuesta todo el protagonismo.
'Israel se equivoca si cree que puede imponer por la fuerza una paz injusta', manifestó el príncipe Abdalá ante los asistentes, entre quienes estaban también el secretario general de la ONU, Kofi Annan; el presidente del Gobierno español, José María Aznar, como presidente del Consejo Europeo; y Javier Solana, máximo responsable de la Política Exterior y de Seguridad Europea. Y advirtió 'directamente al pueblo de Israel' que considere los resultados de la política de su primer ministro, Ariel Sharon, porque 'nunca ha estado más lejos que hoy de tener seguridad y paz pese a toda su superioridad militar y a sus esfuerzos por subyugar y reprimir' al pueblo palestino.
'Israel y el mundo han de entender que la paz y el mantenimiento de la ocupación de los territorios árabes son incompatibles e irreconciliables. Pero también quiero decirle al pueblo israelí que si su Gobierno abandona la política de fuerza y de opresión y se une a la paz auténtica, no dudaremos en aceptar el derecho del pueblo de Israel a vivir en seguridad con los pueblos de la región', agregó.
'Propongo por ello presentar una iniciativa clara y unánime ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas basada en dos puntos clave: relaciones normales y seguridad para Israel a cambio de la total retirada de los territorios árabes ocupados, el reconocimiento de un Estado palestino independiente con Al-Quds al Shareef (Jerusalén oriental) como su capital y el retorno de los refugiados'.
Sin embargo, la propuesta conciliadora saudí se topó una y otra vez con la retórica de extrema dureza de otros líderes cuya participación es imprescindible para que la iniciativa no nazca muerta, como el presidente sirio, Bachar el Asad, que defendió la legitimidad de matar a civiles 'porque todo ocupante es un hombre sin honor y los judíos están todos armados' y el presidente anfitrión, Emilie Lahud, que pidió apoyo masivo para un fortalecimiento de la Intifada para liberar los territorios ocupados como en su día se liberó al sur del Líbano de la ocupación israelí.
Asad pide ruptura
Lahud calificó de 'maniobra' el proceso de Oslo y calificó los intentos internacionales por frenar la violencia palestina como esfuerzos de los enemigos del mundo árabe por eternizar la ocupación y la represión que sufren los palestinos a manos de Israel. Y Asad, en abierta colisión con la propuesta del príncipe heredero saudí, pidió la ruptura de todo contacto con Israel.
Los malos augurios surgieron ya el martes, al saberse que ni el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, ni el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, asistirían a la misma. Ayer por la mañana, las expectativas se enturbiaron aún más, cuando se supo que tampoco acudiría el rey Abdalá de Jordania. Poco después, con la indignada reacción de la delegación palestina por la negativa a conectar en directo con Arafat, también abandonó Beirut el jefe de la delegación de los Emiratos Árabes Unidos dejando a miembros de poco rango. A última hora, el primer ministro libanés, Rafik Hariri, consiguió arrancar a la delegación palestina su retorno a la mesa para la sesión de hoy que intentará consensuar un documento final.
La cuestión del regreso de los refugiados es el que más controversia ha generado en la comisión redactora ya que, mientras los países moderados saben que la iniciativa saudí no tiene posibilidad alguna de ser aceptada por Israel si insiste en 'el derecho' de todos los refugiados a retornar a sus lugares de origen, Siria y el Líbano insisten en ello en términos muy duros. Todos son conscientes de que el regreso de los dos millones de refugiados palestinos hoy repartidos por toda la región supondría poco menos que un suicidio.
Diversas fuentes atribuían ayer precisamente al conocimiento de la postura que Asad iba a adoptar las ausencias de los dos vecinos de Israel, Jordania y Egipto, únicos países que mantienen relaciones con Tel Aviv y son aliados de Estados Unidos. Estados Unidos también fue objeto ayer de virulentos ataques por su actitud en la crisis pero también por sus planes de atacar Irak.
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