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Llàtzer Moix desvela al verdadero Tom Sharpe

En Wilt soy yo. Conversaciones con Tom Sharpe (Anagrama), el periodista de La Vanguardia Llàtzer Moix descubre al ciudadano que se esconde tras el escritor. Y es 'un ciudadano ejemplar', explicó en conferencia de prensa Moix, 'que no se explica a sí mismo en sus libros'. Es tímido y ha elegido la soledad. 'No habla castellano ni quiere hablarlo y se siente feliz de vivir en un país en el que ve parte de una realidad y la otra se la imagina'.

Wilt no es una biografía ni un estudio académico del escritor británico, es un perfil que agradará a cuantos gustan de la obra del autor de Wilt, Ánimo Wilt o Becas flacas. Moix lo comparó con algunos de sus ilustres antecesores, como P. G. Wodehouse y Evelyn Waugh. 'A diferencia de ellos, que se integraron en los círculos más altos, Sharpe es un paria, por su origen familiar y por su inadaptación al mundo'.

Fue el hijo tardío y no deseado de un matrimonio mayor; su infancia transcurrió en la soledad; a los 16 años, por las afinidades fascistas de su padre, soñó con convertirse en miembro de las SS; a los 17, descubrió el horror del régimen nazi; a los 23 años, harto de su país, se fue a Suráfrica y se encontró con el apartheid; fue expulsado y regresó al Reino Unido, donde se ganó mal la vida dando clases. Pasaron bastantes años antes de encontrar su auténtico medio: la novela de humor. A diferencia de Wodehouse y de Waugh, Sharpe 'ha incluido en sus novelas elementos de esperanza en un mundo caótico'. 'Creo que lo más importante de su obra es el humor corrosivo con que lucha constantemente contra la injusticia'.

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