Majórica no va de perlas
La suspensión de pagos y la incertidumbre de la empresa amenazan la economía de Manacor
'Nadie puede comprender por qué Perlas Majórica ha suspendido pagos. Es inexplicable el fracaso del negocio visto desde dentro, yendo la empresa tan lanzada, con 111 años de vida, vendiendo collares y joyas a tope [un millón de unidades al año] en todo el mundo. ¿Por qué se hunde en cuatro años una firma como ésta'. Isabel, de 32 años, no tiene respuestas. Ni entiende las razones que han llevado a la empresa a suspender pagos con una deuda de 42 millones de euros. Isabel es universitaria y ha sido una de los cientos de mujeres y hombres de Manacor que han trabajado en las factorías mallorquinas de Majórica. Entre los 650 empleados de las factorías de Manacor, que visitan 700.000 turistas al año, Dolores, con 37 años en nómina, responde: 'Los nuevos propietarios, modernos y ajenos al sector, no han sido buenos gestores, no han sabido llevar la nave lanzada, en absoluto. Nunca nos esperábamos este final'.
La empresa mallorquina, cuyo principal valor es la marca, padece un alto endeudamiento y problemas de gestión
Abogadas feministas, periodistas, escritores sociales, políticos actualmente en el poder, han pasado por la plantilla de la empresa. La firma anunció hace una década que iba abrir una factoría perlera en China. El presidente de la República, Jiang Zemin, visitó con su esposa la fábrica, pero el proyecto se paró. El alcalde de Manacor, Miquel Riera, incide en el impacto social y económico de la crisis en la población, de 30.000 habitantes. 'Los accionistas deberían ser los primeros implicados en intentar reflotar la empresa y poner dinero. Las instituciones se han implicado', dice el alcalde.
El Gobierno balear, integrado por socialistas, nacionalistas, comunistas y ecologistas, negoció con los dueños de Majórica un aval de 4,2 millones de euros y estaban pactadas ya con Comisiones Obreras 140 bajas en la plantilla. 'Nos ha caído encima la suspensión', explicó el presidente balear, Francesc Antich.
Majórica es una de las doscientas marcas internacionales más arraigadas, con posición en aeropuertos de 120 países y ventas en aviones de cien líneas aéreas. El gran valor de la empresa es su marca. Las familias propietarias la vendieron hace cuatro años al fondo Alpha Private Equity por 12 millones de euros, aunque el 70% del precio pagado se debió a la marca.
El actual equipo propietario, que encabezaba José Arozamena, y después los gestores de crisis y 'economías de guerra', Vivian de Mesquita y Javier Castrodeza, del bufete Cuatrecasas, llevan meses de reuniones: propusieron reducir 188 puestos de plantilla y un acuerdo de apoyo institucional, ampliación de capital, con posibles ayudas directas y recalificaciones urbanísticas.
La 'compra con apalancamiento' financiero de la firma centenaria en 1998 la efectuaron fondos de inversiones internacionales y españoles (Alpha, americano; CTR francés; Sibec, Corplan, estos dos últimos ligados a las familias Oriol y Sainz de Vicuña). El colectivo de accionistas compró con un crédito y además prestó a la empresa 12 millones de euros al 14% de interés. Las ventas de perlas eran de 60 millones de euros anuales en la buena época, pero los socios rechazaron en solitario ampliar capital para el reflotamiento general.
Arozamena desapareció del escenario de la crisis tras haber intentado con diversos equipos de gestión y publicidad el relanzamiento y modernización de los diseños y la fabricación. En cuatro años ha habido tres directores ejecutivos distintos. Durante la gestación de la suspensión de pagos, prevista desde hace meses, para justificar la crisis aludieron a causas estructurales, a la competencia de nuevas marcas en mercados jóvenes, unidas a la caída del mercado turístico. Majorica pasó de 3,6 millones de beneficios hace dos años a cero en el último semestre. Los intereses se comían la liquidez generada y las nóminas de febrero no se podían pagar. La plantilla aún tiene que cobrar la nómina de febrero.
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