Irlanda vota si el riesgo de suicidio de la madre es causa de aborto
6.000 irlandesas interrumpen su embarazo cada año en Inglaterra
En un ambiente de confusión e incertidumbre, Irlanda se enfrenta hoy de nuevo a uno de sus grandes fantasmas: el aborto. Aunque no hay ley que lo ampare, una sentencia del Tribunal Supremo lo autorizó en 1992 cuando peligra la vida de la madre, incluso si ese peligro sólo viene del riesgo de que la madre se suicide si no se interrumpe su embarazo. El Gobierno quiere ahora legislar el aborto para eliminar el suicidio como causa justificativa, pese a que los irlandeses ya han rechazado una vez en referéndum la revocación de aquella histórica sentencia.
Nada indicaba ayer que el aborto siga encendiendo pasiones. En un país cada vez menos dominado por el pensamiento católico, los dublineses paseaban ayer confiados por O'Connell Street, la gran arteria que recuerda su independencia del Reino Unido. Los ciudadanos gastaban sus euros con soltura en las modernas tiendas de un país que hace no tanto estaba a la cola de Europa y ahora importa mano de obra.
La Irlanda rural y pobre está abriendo paso a un país moderno, que ha gastado el dinero de Europa en educación. Quizá por eso ésta puede ser la última oportunidad para enterrar el derecho a abortar. Quizá por eso la Iglesia católica, desprestigiada tras 10 años de revelaciones sobre el maltrato de niños y niñas en sus hospicios, se ve abocada a apoyar una ley que acepta el aborto, aunque es verdad que por la vía de restringirlo a la mínima expresión.
El aborto es legal en Irlanda, pero no porque lo regule ninguna ley: sólo lo ampara la sentencia del Supremo que en 1992 interpretó la Constitución a favor de X, una adolescente de 14 años, violada y preñada por el padre de su mejor amiga, a la que los jueces no permitían ni abortar ni viajar a Inglaterra para perder allí a un niño que no deseaba. Obligada a parir el fruto de una violación, X amenazó con el suicidio. Y el Supremo falló que si la interrupción del embarazo permite acabar con la amenaza de muerte de la madre, incluido el suicidio, es lícita.
Pero, pese a esa sentencia y a que cada año abortan casi 6.000 irlandesas en Inglaterra, en Irlanda no hay abortos. Lo permite la Constitución con todas las cautelas, pero lo impide el Colegio de Médicos. Quizá por eso convenga legislar ahora, porque en los países donde la educación y el nivel de vida progresan, el poder corporativo tiende a disiparse y los médicos pueden cambiar de opinión. Por eso (y dicen las malas lenguas que porque el primer ministro, Bertie Ahern, se lo prometió a su madre en el lecho de muerte) el Gobierno del Fianna Fáil propone un confuso referéndum que acepta legislar en favor del aborto en caso de peligro de muerte de la madre, pero eliminando como peligro la amenaza de suicidio.Otro Gobierno, del Fine Gael, intentó lo mismo en 1992, tras la sentencia, pero fracasó: los irlandeses rechazaron esa propuesta y aprobaron el derecho a informarse sobre el aborto y el abortar fuera del país.
El Gobierno defiende ahora el conjunto de las preguntas del referémdum porque endurece las condiciones para abortar, pero disminuye la necesidad de aborto al dar carta blanca a la contracepción. El resultado de la consulta es imprevisible. Los sondeos dan ligera ventaja al sí del Gobierno, apoaydo por la Iglesia y los grupos Pro Vida. Pero los más extremistas enemigos del aborto se han alineado a favor del no porque quieren su prohibición total. 'Que alguien me explique por qué votar contra el aborto es ir en contra las enseñanzas de la Iglesia', clama la carismática y conservadora Dana Rosemary Scallon, eurodiputada y antigua estrella del Festival de Eurovisión.
Entre los partidarios del no está también la oposición en bloque y la izquierda de siempre, desde los Verdes al Partido de los Trabajadores y los grupos defensores de los derechos de la mujer. Creen que mantener el statu quo es lo mejor que les puede pasar y evitar así las amenazas de 12 años de cárcel que promete el Gobierno para quien colabore en un aborto ilegal si el referéndum le da luz verde para enmendar la Constitución y aprobar, por primera vez, una ley que quiere dejarlo todo atado y bien atado para que las irlandesas sigan sin abortar... en Irlanda.
5 preguntas, 1 respuesta
Los irlandeses deberán responder a cinco preguntas, pero sólo podrán dar una respuesta: sí a todas o no a todas. Una de las cuestiones pretende desactivar la sentencia del Supremo de 1992 que incluye el peligro de suicidio de la madre como causa para interrumpir el embarazo. Otras dos recogen el derecho a abortar en caso de peligro de muerte de la madre y el derecho a la información y a viajar al extranjero para abortar. Otra propone penas de 12 años de prisión a quien participe en un aborto. Una de las más problemáticas plantea la definición de aborto como la destrucción intencionada de la vida humana de un no nacido tras la implantación en el útero. En teoría es una cláusula progresista porque daría sustento legal a la píldora del día siguiente y al dispositivo intrauterino (DIU).
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