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CONSULTA POPULAR

Irlanda rechaza por un margen mínimo endurecer aún más la ley del aborto

La propuesta del Gobierno contemplaba la supresión suicidio como causa para justificar un aborto o la imposición de mayores penas a las madres que interrumpieran el embarazo

Los irlandeses han rechazado, por un margen estrechísimo, la propuesta del Gobierno de endurecer aún más la ya de por sí restrictiva ley del aborto irlandesa, la más conservadora de toda Europa. Con los datos oficiales en la mano, el 'no' a la reforma se impone con un 50,42% de los votos, frente a un 49,58% de los partidarios de la nueva norma.

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El primer ministro irlandés, Bertie Ahern, ha reconocido la derrota antes del anuncio oficial de los resultados finales. "El pueblo ha hablado. Estoy decepcionado pero creo que este Gobierno ha planteado este asunto de forma honesta", ha dicho Ahern. La derrota supone un duro golpe para el primer ministro, apenas a unos meses de la celebración de las elecciones generales.

Según los datos oficiales ofrecidos por el Gobierno, el 50,42% del electorado irlandés se ha manifestó en contra de un proyecto de ley que planeaba, entre otras cosas, la supresión del suicidio como causa para justificar el aborto. Además, preveía penas de hasta 12 años para la madre que interrumpiera ilegalmente el embarazo, lo que supone una pena tres veces superior a la que sería condenado un violador que dejase embarazada a una mujer.

El rechazo al proyecto de ley significa que la interrupción del embarazo continúa siendo legal en la República (el texto nunca habla de aborto) bajo circunstancias médicas especiales, como cuando la vida de la madre corre peligro o cuando ésta amenaza con suicidarse.

Este ha sido sin duda el resultado más ajustado que se haya registrado nunca en un referéndum en Irlanda, con una diferencia de sólo 10.556 votos.

Polémico y confuso

El recuento de votos del polémico y confuso referéndum celebrado ayer en Irlanda -el quinto en 20 años- para regular el aborto comenzaba esta mañana tras la votación de ayer. La baja participación y los sondeos a pie de urna apuntaban a una reñida pugna entre los partidarios de endurecer la legislación más restrictiva de Europa en cuanto al derecho al aborto y los que abogan por una apertura.

Las encuestas efectuadas la noche del miércoles a pie de urna reflejaban una pequeña ventaja para los partidarios del proyecto, pero la alta abstención que caracterizó la jornada obliga a mantener hoy cierta prudencia.

Los expertos opinan, como espera el Gobierno conservador de Dublín, sus socios en el Ejecutivo y la Iglesia católica, que las zonas rurales de Irlanda, tradicionalmente más religiosas, se hayan decantado por la propuesta gubernamental, mientras que en las ciudades, el 'no' a la nueva ley del aborto parece seguro.

Un mal tiempo y un mal día

Además, el mal tiempo que azotó a gran parte del país y la confusión que rodea a la nueva ley influyó sobremanera en los bajos índices de participación registrados en la consulta celebrada ayer en Irlanda, entorno a un 40%.

La oposición del país opina que tanto el horario de apertura y cierre de los centros electorales como el día elegido por el Ejecutivo dublinés -una jornada laboral- para celebrar el referéndum, perjudicaron también la asistencia a las urnas.

Eamon Gilmore, portavoz del partido Laborista -opuesto a la nueva ley-, ha apuntado hoy que la votación debería de haber empezado hacia las 7.30 horas, en lugar de las 9.00, para favorecer a los trabajadores de las ciudades del país.

Por su parte, Alan Dukes, ex líder del principal partido de la oposición (el Fine Gael), ha asegurado que cualquier día del fin de semana se habría movilizado a un número mayor de votantes. También el sindicato irlandés de universitarios ha lamentado que el Gobierno decidiese celebrar este referéndum entre semana, ya que, según sus estimaciones, hasta un 75% de los estudiantes se quedó sin votar.

A última hora de ayer, la asistencia a las circunscripciones del país predecía unos niveles de participación similares a los registrados el pasado año en el referéndum sobre el Tratado de Niza, en el que más de un 60% de los irlandeses se quedó en casa.

Sin embargo, la mejoría del tiempo en el oeste del país y el fin de la jornada laboral situó el porcentaje final de asistencia entorno al 40%. Pero esta cifra es todavía considerablemente más baja que los índices de participación registrados durante las dos consultas populares celebradas con anterioridad en Irlanda sobre la cuestión del aborto.

Cinco consultas en 20 años

En la última, en 1992, un 68% de votantes acudió a las urnas para decidir si la amenaza de suicidio de la mujer constituía un motivo para interrumpir su embarazo, opción que fue mayoritariamente aceptada.

Nueve años antes, un 54% participó en un referéndum que introdujo en la Carta Magna de la República la prohibición del aborto salvo cuando la vida de la madre esté en peligro.

En esta ocasión, tres millones de irlandeses decidían si se legaliza la interrupción del embarazo (el proyecto nunca habla de aborto) en la República bajo circunstancias médicas especiales, como cuando la vida de la mujer corre peligro, pero elimina la posibilidad de abortar cuando la madre amenaza con suicidarse.

La futura ley también establece que el "aborto directo" será prohibido en Irlanda y penalizado con hasta 12 años de cárcel. Sólo se permitirá la interrupción del embarazo mediante un "procedimiento médico necesario para proteger la vida de la madre".

REUTERS
El recuento de votos en un colegio de Dublín.
El recuento de votos en un colegio de Dublín.AP

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