El Pentágono envía tropas a Georgia para luchar contra el terrorismo, pese al enfado de Rusia
Washington cree que cientos de miembros de Al Qaeda se refugian entre Georgia y Chechenia
La campaña antiterrorista lanzada por Estados Unidos se ha extendido ya a la república ex soviética de Georgia. George Bush anunció ayer que tropas y oficiales estadounidenses serán enviados al país caucásico en los próximos días para ayudar al Gobierno de Eduard Shevarnadze a acabar con los focos de terrorismo y crimen organizado en la región de Pankisi, fronteriza con Chechenia. Washington cree que cientos de miembros de Al Qaeda que combatieron en Afganistán consiguieron huir hacia la garganta del Pankisi, considerada una de las zonas más violentas del mundo.
Bush afirmó que la operación en Georgia sería similar a la que se desarrolla actualmente en Filipinas, donde unos 200 soldados asisten al Gobierno de Manila en la lucha contra el grupo islámico de Abu Sayyaf, supuestamente conectado con Al Qaeda, la organización terrorista de Osama Bin Laden. 'Nuestra aportación consistirá, sobre todo, en equipamiento militar y asesoramiento técnico', dijo.
El Gobierno georgiano ya ha recibido diez helicópteros de ataque UH-1H Iroquois, seis para realizar misiones y cuatro para piezas de recambio, y un pequeño grupo de instructores estadounidenses adiestra desde noviembre a los pilotos locales en el manejo de las naves.
'Mientras existan restos de Al Qaeda en algún lugar del planeta, ayudaremos a los gobiernos a acabar con ellos y a llevarlos ante la justicia', proclamó el presidente Bush. El general de marines Peter Pace, vicepresidente de la Junta de Estado Mayor, indicó que los planes de la operación aún no estaban listos y que el destacamento estadounidense podría consistir 'en un mínimo de 45 soldados o un máximo de 200', entre ellos varios comandos de operaciones especiales.
'Nuestros soldados no acompañarán a los georgianos en misiones de combate y no está previsto que intervengan en ninguna acción bélica', declaró Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca.
La operación Georgia empezó a concretarse en noviembre pasado, cuando unos 40 enviados del Pentágono viajaron a la república ex soviética para analizar la situación del Ejército georgiano e impartir cursillos.
En diciembre, el propio secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, acudió a Tbilisi para ultimar los detalles con el presidente Eduard Shevardnadze, quien le pidió públicamente ayuda para 'eliminar las guerrillas islámicas' y para reformar unas fuerzas armadas cuya organización es aún la heredada de la Unión Soviética y cuyo material técnico es de bajísimo nivel.
Los servicios de inteligencia de Estados Unidos dan por seguro que en la garganta de Pankisi existe una conexión directa entre las guerrillas chechenas, importantes grupos de Al Qaeda y bandas dedicadas al narcotráfico. La Casa Blanca se limitó a indicar, ayer, que iba a prestar auxilio al Gobierno de Tbilisi en 'un difícil combate contra el terrorismo'. 'No está claro que haya combatientes de Al Qaeda en esa región del Cáucaso, pero no descartamos la posibilidad', matizó Fleischer.
'Hemos comprobado que en Georgia hay conexiones de Al Qaeda, pero sería imprudente, por el momento, ir más allá; además, es preferible mantener en secreto parte de la información y de nuestros planes', declaró Victoria Clarke, portavoz del Departamento de Defensa norteamericano.
En estos momentos, el Pentágono aún no ha dado por cerrada la guerra en Afganistán; ayuda militarmente a los Gobiernos de Filipinas y Georgia; mantiene grupos de exploración en Yemen y Somalia para tantear futuras incursiones bélicas; ofrece un amplio respaldo al Gobierno de Bogotá dentro del Plan Colombia, inicialmente concebido para combatir el cultivo de coca y el narcotráfico, pero cada vez más cercano a la contrainsurgencia practicada en los años setenta y ochenta contra grupos guerrilleros centroamericanos, y estudia la posibilidad de una acción a gran escala contra Irak.
La amplitud del campo de acción del Pentágono resulta inquietante para algunos congresistas. El senador demócrata Robert Byrd, muy poderoso en su calidad de presidente del Comité de Apropiaciones (que autoriza al Gobierno a recaudar impuestos), opinó ayer que la campaña antiterrorista estaba yendo demasiado lejos. 'Si esperamos matar a todos los terroristas del mundo, vamos a estar en ello hasta el día del juicio final', declaró, antes de advertir que no deseaba firmar 'cheques en blanco' para operaciones como la de Georgia.
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