Estreno electoral de la LOU
Más de 60.000 electores deciden por sufragio universal el rector de la Universidad de Valencia
Las urnas decidirán hoy quién es el primer rector elegido en sistema universitario español de acuerdo con el nuevo criterio de sufragio electoral ponderado que prescribe la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Media docena de universidades que tienen citas similares en puertas han permanecido atentas al proceso. En la Universidad de Valencia, 60.000 personas, entre profesores, alumnos y personal administrativo y de servicios (PAS) están llamadas a votar para optar entre Francisco Tomás y Josep Lluís Barona, dos candidatos situados en la órbita progresista que durante 15 días han protagonizado la experiencia, inédita en este país, de realizar una campaña electoral más parecida a unas primarias de partido que al habitual proceso de suma de votos y apoyos en el seno del claustro, un órgano de representación sobre el que según la extinta LRU recaía hasta ahora la elección de rector. 'No es lo mismo dirigirse a los 400 representantes del claustro que a los 60.000 miembros de la comunidad universitaria', subraya el catedrático de Química Física Francisco Tomás. 'Un aspecto positivo', señala el otro candidato, el catedrático de Historia de la Ciencia Josep Lluís Barona, 'ha sido la posibilidad de dirigirse al profesorado y, en general, a todos los trabajadores de la universidad, lo que facilita una mayor implicación de la gente en el proceso'. Tomás coincide con esta apreciación, a la que añade la posibilidad de 'conocer de primera mano las percepciones de los universitarios'. Otra cosa bien distinta es el alumnado, un colectivo de 56.000 almas en la Universidad de Valencia al que 'resulta imposible llegar en toda su amplitud', asegura Barona.
La institución ha facilitado a los aspirantes a rector una serie de medios: despacho, ordenadores y teléfonos, además de una página web, con un presupuesto por candidatura que asciende a 3.000 euros. Más de medio millar de personas se han visto involucradas en la organización del proceso que hoy culmina en un escenario disperso, ocupado por 70 mesas electorales. Toda la comunidad universitaria se enfrenta a una situación nueva, la que supone pasar del voto delegado (a través de los representantes claustrales) al voto directo, bien que con el apellido de 'ponderado', lo que significa que no todos las apapeletas valen lo mismo. La ponderación, tal y como la establece la LOU, supone un prerrequisito: que los profesores que reúnen la condición de funcionario y doctor, 1.840 en el caso de esta universidad, disponen del 51% de los sufragios, es decir, tiene más peso electoral que la suma de los demás colectivos. El reparto del restante 49% , que queda a merced de la universidad, fue distribuido por el propio claustro de la siguiente manera: un 26% para los estudiantes, un 13% para profesores no doctores (entre los que se encuentran numerosos titulares de escuela universitaria, como por ejemplo, Magisterio) y becarios y, por último, un 11% para el PAS.
No obstante, aceptado 'el imperativo legal', como puso de relieve el rector saliente, Pedro Ruiz, en la sesión del claustro que decidió el reparto de porcentajes, la novedosa maquinaria electoral universitaria se ha puesto en marcha con todo el despliegue propio de las circunstancias: carteles institucionales, invitando a la participación ('fes valdre el teu dret', es el reclamo impreso en valenciano) y retratos de los candidatos, solos o con sus equipos, cuelgan en dependencias de los tres campus de la Universidad de Valencia. Los dos aspirantes a rector han realizado una media de cuatro actos públicos diarios, hasta un total de 40, en los principales centros de enseñanza, investigación y gestión de la institución académica, sin tiempo para sus quehaceres universitarios ni para su familia. A ello hay que sumar numerosas reuniones con distintos colectivos y los novedosos debates frente a los medios de comunicación. Éstos, para muchos observadores se han convertido en un elemento 'clave', con un peso específico desconocido hasta ahora. Como señala Francisco Tomás, 'las elecciones han salido fuera de la universidad y eso ha cambiado el tono y dimensión de la campaña'.
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