Debate universitario de guante blanco

Francisco Tomás y Josep Lluís Barona, aspirantes al rectorado de la Universidad de Valencia, protagonizaron un debate de guante blanco ante los micrófonos de la cadena SER de Valencia, a pesar de que ambos se esforzaron en intentar marcar las diferencias entre ambas candidaturas con argumentos tales como la edad media de sus respectivos equipos, la continuidad o no respecto del actual gobierno de la Universidad o cómo deben encararse las relaciones con las intituciones políticas. Cuestión de matices, en definitiva. Ambos candidatos coincidieron en su rechazo a la LOU.

'La Ley Orgánica de Universidades (LOU) es rechazable', 'no resuelve ninguno de los problemas de la universidad española' y 'tiene un espíritu intervencionista'. Éstas y otras expresiones similares contra la reforma del Gobierno de Aznar fueron defendidas por por los dos candidatos en el debate moderado por Bernardo Guzmán, que dió el banderazo de salida público a una campaña donde las similitudes programáticas dejan poco margen a las diferencias. La LOU fue, pues, la única concesión verbal a la convergencia que se permitieron en este debate de micrófonos abiertos.

Tanto Barona -dos veces vicerrector en la primera etapa democrática de la Universidad dirigida por el rector Ramón Lapiedra- como Tomás -vicerrector también con Lapiedra y en la última legislatura de Pedro Ruiz- trataron de mostrar que sostienen 'profundas diferencias' ante el potencial auditorio electoral de 60.000 universitarios (entre profesores, personal de Administración y estudiantes) que ha sido impuesto por la LOU que obliga a elegir rector por sufragio universal ponderado. 'Son dos candidaturas y un espíritu distinto', resumió Barona.

Fue precisamente Barona, que presenta un programa de gobierno con el lema Noves idees, Noves persones, quien basó el centro de su candidatura y justificó la formación de su equipo (con dos catedráticos y un récord de siete mujeres al frente) en la 'necesidad de renovación' y de un 'relevo generacional' para desmarcarse del programa de Tomás, al que acusó de 'representar a grupos de poder en el seno de la Universidad'. Tomás se limitó a responder con ironía: 'La media de tu equipo es de 48 años y la del mío de 51'. Pero sí respondió, con seriedad, que no podía 'aceptar que se afirmara que representa a grupos de poder por incluir en su equipo a dos decanos, que han sido democráticamente elegidos en las urnas'.

En lo que sí hubo diferencias fue en la diferente concepción sobre el valor de Estatutos universitarios vigentes y la incidencia que tendrá sobre ellos la nuevo LOU, que obliga a reformalos. Barona abogó por 'aprovechar la modificación obligada' para que 'la sacralización reciente que han convertido los Estatutos en una intocable Carta Magna' sirviera para abrir 'un debate público sin tabús' y propiciar una verdadera reforma. Tomás respondió, por contra, reivindicando el 'espíritu democrático' de aquellos Estatutos surgidos de la primera y única reforma universitaria fruto de la transición política que se aprobaron en 1985, abogó por un debate abierto, pero se negó a adjetivar del próximo claustro que tendrá que renovarse por obligación en junio como de 'constituyente'.

Rehacer 'el actual divorcio' institucional con la Generalitat, en palabras de Tomás, no sólo 'es un hecho' para el equipo saliente, sino también un reto compartido por ambos aspirantes. Aunque, reconocen, que 'complejo'. Barona aseguró que esta recomposición 'pasa por un trabajo político que supere etapas', a lo que Tomás respondió que, en su opinión, ése 'ha sido un objetivo compartido por todos los rectores', en alusión a las sonadas diferencias que mantuvo el primer rector Lapiedra con el Gobierno socialista.En el capítulo financiero, a punto de finalizar el Plan Plurianual, ambos abogaron por renegociarlo y por elaborar otro plan de inversiones.