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UNA INFLACIÓN POLÉMICA

El nuevo sistema de IPC impide conocer el impacto del euro en la subida de precios

El cambio de metodología y las rebajas enmascaran las alzas de impuestos y el 'efecto euro'

El índice de precios al consumo (IPC) arrojó en enero un sorprendente descenso de una décima en relación a diciembre, según publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE). El nuevo sistema de medición, que cambia la base e incluye por primera vez las rebajas, ofertas y descuentos, ha enmascarado las subidas de impuestos, los redondeos del euro y los aumentos de servicios públicos que han castigado los bolsillos desde principios de año. Nunca el IPC fue recibido con tanta incredulidad, máxime cuando en Alemania subió nueve décimas y en Italia, cinco.

El nuevo sistema mejora la medición, ya que, además de introducir las rebajas, sustituye productos que han perdido peso en la cesta de la compra por otros que lo han ganado. El problema se ha producido por este cambio de metodología, que hace al índice de enero no comparable con el de diciembre. Decir que los precios han bajado una décima en enero, además de que roza el disparate, no tiene validez estadística.

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La subida de los últimos 12 meses, un 3,1% (el 2,7% en diciembre), sí es real a todos los efectos, como reconoció ayer la presidente del INE, Carmen Alcaide. El INE ha obtenido esta variación con un IPC de enero de 2001 homogéneo con el de 2002, incluyendo las rebajas en los datos del año pasado.

El INE podría haber evitado el alboroto que provocó ayer la publicación del resultado de enero si hubiera dado a conocer el IPC de diciembre pasado con el nuevo sistema y con el antiguo. Así se podría saber el efecto mensual del cambio de metodología. Se ha hecho, por ejemplo, con la Encuesta de Población Activa (EPA), de la que se han proporcionado series históricas paralelas que mejoran mucho los resultados de empleo.

El IPC, sin embargo, habría sido peor. Un cálculo matemático, no del todo exacto, situaría la variación mensual en cuatro décimas, medio punto más de lo que ha dicho el INE. Pero, al margen de que un resultado así habría sido más creíble, la realidad es que con el tiempo las aguas volverán a su cauce. Los artículos que en enero y febrero están rebajados, en marzo recuperarán su precio normal. Habrá más escalones en el IPC, pero con un resultado final muy parecido. Además, a partir de febrero ya será todo comparable.

Precisamente enero

Otra cuestión es que haya sido precisamente enero el que se haya elegido para cambiar la metodología del IPC en una segunda fase (la primera fue en enero de 2001). Ha sido el mes de la implantación del euro, de subidas de impuestos en tromba, de aumentos en precios de servicios públicos como el transporte urbano o de las tarifas de Correos, de elevación de la cuota de abono de Telefónica o de congelación del recibo de la luz frente a descensos en años anteriores.

Con sólo incluir los precios rebajados ha sido suficiente como para pasar este trago de enero. Los artículos que explican la caída mensual de una décima son los que suelen estar rebajados. Por ejemplo, el vestido ha bajado un 8% en relación a diciembre y ha restado seis décimas al IPC de enero. Igual ha ocurrido con el calzado (descenso del 5,2% en el mes, lo que ha restado una décima al IPC) y el menaje del hogar (caída del 3,7% con una repercusión negativa de dos centésimas).

Como las rebajas afectan a los productos que entran en la inflación subyacente (sin alimentos frescos y sin energía), su inclusión ha permitido una caída de medio punto mensual. La tasa interanual se ha reducido sólo dos décimas, hasta el 3,6%, debido a que -como sucede con el índice general- se compara con el IPC de enero de 2001 homologado, mientras que el de diciembre no lo está.

Todo esto al margen de lo que se ha visto en la calle, sobre todo con la llegada del euro y el redondeo de precios. Los analistas coinciden en que su efecto no ha sido muy importante, aunque la rotura de la serie estadística que se ha producido impide tener algo más que intuiciones. Alcaide ya advirtió anteayer de que el problema no se acaba en enero. Empezó en diciembre en restaurantes, bares y cafeterías, y se puede intensificar cuando desaparezca definitivamente la peseta, dentro de unos días.

Rato, satisfecho

El ministro de Economía, Rodrigo Rato, no mantiene dudas. Según dijo ayer, el dato de enero 'confirma que no se ha producido un aumento de precios por el euro'. Añadió que 'las previsiones más negativas respecto de la economía española no se han producido'.

Las subidas de impuestos sí que han tenido una clara incidencia en el IPC, en torno a medio punto, según expertos. Subió el impuesto de las gasolinas (24 euros por 1.000 litros) y el capítulo correspondiente del IPC ha aumentado un 3,6% sobre diciembre. Otro ejemplo es la subida de cuota de abono de Telefónica, traducida en un aumento mensual del 1,2% en comunicaciones, o del transporte urbano, con aumento a efectos de IPC del 3,4%.

Estos productos han tenido una evolución más normal porque no les afectan las rebajas. Además, el nuevo IPC ha elevado el número de productos (de 471 a 484), el de precios (de 150.000 a 180.000) y el de municipios (de 130 a 141). Han cambiado las ponderaciones de los grupos, para dar más peso a alimentación, ocio y cultura, enseñanza y otros (servicios personales y financieros) y menos a vestido y calzado, vivienda (alquiler), transporte y hostelería.

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