El proceso de paz en Colombia queda en el aire tras el secuestro de un senador

El secuestro de un senador colombiano que viajaba en un avión comercial, que fue desviado de su ruta, dejó ayer en el aire el proceso de paz del Gobierno de Colombia con la guerrilla de las FARC. Este grupo armado secuestró ayer un avión comercial y se llevó al senador de la oposición liberal José Eduardo Gechen Turbay. El hecho ocurrió a las ocho y media de la mañana (doce y media, hora peninsular española), cuando los secuestradores, armados con pistolas, hicieron cambiar de rumbo una aeronave de la empresa Aires tras despegar de Neiva hacia Bogotá.

El avión fue desviado hacia el sur y obligado a aterrizar en una estrecha carretera, cercana a la población de Hobo. Allí, los piratas aéreos -dos hombres y dos mujeres- tomaron como rehén al congresista y se lo llevaron en un todoterreno. El resto de pasajeros y la tripulación fueron dejados en libertad. Neiva, capital del departamento de Huila, está a medio camino entre Bogotá y San Vicente del Caguán, epicentro de la zona de distensión donde estos días el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) discuten la posibilidad de una tregua. Ésta, según el Ejecutivo, debe incluir el fin del secuestro. Tanto la reunión de ayer y como la de hoy fueron suspendidas.

Aunque Raúl Reyes, portavoz de la guerrilla de las FARC, aseguró no tener 'conocimiento' de la autoría del hecho, el Comisionado de Paz , Camilo Gómez, no dudó en acusar a las FARC y calificó el hecho de 'extrema gravedad'. Anoche se esperaba un pronunciamiento del presidente Andrés Pastrana, que convocó ayer un consejo extraordinario de seguridad y citó a los altos mandos militares y policiales, varios ministros y a otros funcionarios para decidir el rumbo de las negociaciones de paz con la guerrilla.

El senador Juan Gabriel Uribe, consejero del presidente, el conservador Andrés Pastrana, dijo ayer a la agencia France Presse que el proceso de paz está 'suspendido'. El senador no precisó si esta suspensión era definitiva o si la decisión sobre el fin del diálogo, que debería culminar el próximo 7 de abril con la declaración de un alto el fuego, se producirá cuando termine la investigación en curso sobre el secuestro del avión.

Gechen Turbay, presidente de la comisión de paz del Senado, es el quinto congresista secuestrado por las FARC. Con ellos y con un puñado de oficiales y suboficiales del Ejército y de la policía también en su poder, la guerrilla pretende presionar un canje que permita la libertad de insurgentes en prisión.

La violencia, en vísperas electorales -en marzo parlamentarias, en mayo presidenciales-, se está haciendo insoportable: la guerrilla no cesa en sus ataques a la infraestructura del país; los paramilitares continúan con su plan de asesinatos contra campesinos a los que acusan de colaborar con la insurgencia. Los dos grupos armados que actúan en Colombia, además, presionan a la población para que se vote por los candidatos de sus afectos.

Ayer, mientras el alcalde de Bogotá denunciaba ante organismos de derechos humanos internacionales los recientes atentados contra la ciudad -incluido el ataque a la presa que abastece de agua a la capital de siete millones de habitantes-, en 600 municipios se preparaba una jornada de resistencia cívica para protestar contra la violencia.