La economía redujo su crecimiento al 2,8% en 2001, sin dar señales de recuperación
La desaceleración del consumo y la inversión afectó más que la del sector exterior
La economía española sigue cuesta abajo y no hay señales que hagan ver una pronta recuperación. El crecimiento medio del pasado año fue del 2,8%, por debajo del 4,1% de 2000, y dos décimas inferior a la última previsión del Gobierno. A lo largo de 2001, el perfil ha sido descendente, hasta llegar a un resultado del 2,4% en el último trimestre. Estos resultados confirman el final de una fase expansiva que ha durado ocho años. Pese a la crisis internacional, el declive del consumo y de la inversión en bienes de equipo explican la pérdida de actividad, en mayor medida que el sector exterior.
Mientras desde el Gobierno la valoración es que la economía española ha tocado suelo para iniciar un lento despegue, ni los expertos ni el propio Instituto Nacional de Estadística (INE) comparten ese optimismo. Se parte de una media de crecimiento en 2001 (2,8%) bastante inferior al año anterior (4,1%), con una desaceleración constante a lo largo del pasado año (hasta el 2,4% en el último trimestre). Aún no se ven argumentos de peso para pensar en un giro inmediato que recupere el tren de una fase expansiva que se inició en 1994 y tuvo su punto álgido en 2000.
En su comentario a los datos publicados ayer, el INE señala que 'la información generada a lo largo del cuarto trimestre ha modificado sustancialmente el diagnóstico (...), de manera que las señales que se percibían acerca de un cambio hacia una fase expansiva no se han confirmado'. El consenso de los expertos está en esta línea y estima un crecimiento para 2002 entre el 1,7% y el 2,4%, mientras que el Gobierno mantiene el 2,4% con la perspectiva de una aceleración en la segunda mitad del año.
Lo positivo de los resultados publicados ayer es que la economía española ha aguantado bien la crisis que durante todo el año se cebó en las principales economías. El 2,8% de crecimiento se mide muy bien con el 1,7% estimado para la UE o el 1,1% de EE UU. Con una caída del comercio internacional como la que se ha producido (creció sólo un 1% el pasado año), la demanda externa española ha tenido una aportación negativa de apenas una décima.
Menos renta disponible
La desaceleración de la economía española se explica más por factores internos que externos. La aportación de la demanda interna (consumo e inversión) al crecimiento económico ha sido el pasado año 2,9 puntos frente a 4,3 el año anterior. Este bajón se produce tanto en el consumo de los hogares como en la inversión, especialmente en la destinada a bienes de equipo.
El menor aumento de la renta disponible de las familias explica que su consumo haya pasado de crecer un 4% en 2000 hasta un 2,7% el pasado año y un 2,6% en el último trimestre. El más bajo ritmo de creación de empleo y de la remuneración de los asalariados, junto a las pérdidas en Bolsa y un mayor pesimismo sobre el futuro, son las causas de ese retraimiento.
En la inversión, la pérdida de impulso es considerable, al pasar de crecer un 5,7% en 2000 al 2,5% en 2001. En el último trimestre se llega a un crecimiento de apenas un 1,7% frente al 2% de los tres meses anteriores. La desaceleración más pronunciada se produce en los bienes de equipo, con un descenso del 2,2%, y se mantiene el dinamismo en la construcción.
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