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Economía frágil busca seguridad

El Foro de Davos, que este año se celebra en Nueva York, no tiene respuesta a la actual incertidumbre

Andrés Ortega

Nunca se ha hablado tanto de seguridad y de desigualdad en un Foro Económico Mundial. Pero tras el 11-S y tras desplazar la cita tradicional de Davos a Nueva York, era inevitable, aunque a ratos parezca más una reunión de expertos en defensa que en economía, una economía frágil que, justamente, busca seguridad. Pese a las esperanzas y los signos de recuperación económica en EE UU, reina la incertidumbre. De esta Davos no ha salido ninguna señal clara.

Davos tiene sus arcanos. Para ver por dónde vienen los problemas en los meses siguientes, conviene mirar a las delegaciones más numerosas, según un habitual de estas reuniones, Moises Naim, director de Foreign Policy. No le falta razón. Poco después de que la estrella fueran los rusos, se produjo la crisis financiera en aquel país. Y si hace dos años las empresas .com estaban en la cresta de la ola estelar, este año muchos han desaparecido y otros andan agazapados. Pero los más visibles, los más numerosos y activos en las discusiones han sido los islámicos, y en particular los saudíes que salían por todos lados, como temerosos de haber caído en desgracia a los ojos de EE UU.

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Si la globalización económica ha podido sufrir un cierto freno a resultas del 11-S, lo que se ha llamado la 'globalización de la ira' se ha acelerado con el rápido crecimiento de las desigualdades sociales. La presión también llega a Davos. Y año tras año, este foro va entrando cada vez más en las cuestiones de desigualdad y justicia social. 'Antes que un mundo estable hay que lograr un mundo justo', según el ministro francés de Asuntos Exteriores, Hubert Védrine. Se va abriendo a las ONG y a los debates de Porto Alegre. Los CEO (presidentes y consejeros delegados) de este Foro Económico Mundial lanzaron ayer un llamamiento para que las empresas se impliquen más en la lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis. ¿Es ésta la respuesta a esa ira en tres dimensiones de la que ha hablado el politólogo francés Zaki Laïdi? Contra la globalización del capitalismo, contra los ricos y contra EE UU. Sí, de esto se habla en Davos.

El 11-S ha puesto también de relieve la globalización de la inseguridad, como la llamó el alemán Christoph Bertram. Y hay que echar cuentas. Pues la guerra de Afganistán viene a costar unos 10.000 millones de dólares (11.589,2 millones de euros), mientras que los destrozos del 11-S se establecen entre 100.000 y 300.000 millones (347.676,7 millones de euros). La hora es la de la búsqueda de la seguridad por medios militares. Ése ha sido el mensaje central del discurso sobre el estado de la nación de Bush, que liquidó en breves palabras el hecho de que su país esté en recesión. Una y otra vez, tanto norteamericanos como europeos y otros insistieron en que EE UU es el país más poderoso de la tierra. Y lo quiere demostrar, incluso quedándose con Davos para Nueva York. El presidente y fundador de este Foro, Klaus Schwab, y el presidente de Suiza, Kaspar Willinger, aseguraron que el año próximo volvería la reunión a Davos, tras este gesto hacia la ciudad que tuviera unas Torres Gemelas, cuyo hueco se ha convertido casi en un lugar de peregrinación o en una nueva atracción turística. Pero tanto el alcalde como el gobernador de Nueva York pidieron que se quedara en la 'mejor ciudad del mundo' y se dejara el bello pueblo suizo para esquiar.

Para algunos analistas, como Freedman de Stratfor, es una 'fantasía' asegurar que la coalición que gane esta guerra (contra Afganistán y el terrorismo) sobrevivirá. Ni en las dos guerras mundiales, ni en la guerra fría fue así. Y por ello quizás haya que inventar una nueva alianza, a la que se apuntan los rusos con una visión preocupante: la seguridad y la lucha contra el terrorismo pasan por encima de la defensa de los derechos humanos y la democracia. La edad de oro de la democracia, según se dijo, ha quedado atrás, aunque otros participantes opinen lo contrario: sólo construyendo democracias se evitarán guerras.

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En resumen, se busca una estrategia para este mundo, pero aún no se ha encontrado. El reflejo en este Davos es que ha habido más debates, más talleres, que grandes conferencias. Sam Huntington, el que lanzara la idea del 'choque de civilizaciones', se ha mostrado en Davos-Nueva York mucho más cauto: no pide más que una cierta gobernanza mundial, probablemente en varias capas. Y cuando las cosas vienen mal dadas, todos se vuelven hacia los Gobiernos, los Estados, las instituciones. De repente, los norteamericanos han dejado de odiar el gran Gobierno. Aunque el que viene estará más armado, lo que le puede separar de Europa.

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