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El síndrome del Waldorf Astoria

Andrés Ortega

La otra novedad de este Davos en Nueva York es la masiva presencia de la policía. La imagen del hotel Waldorf Astoria, donde se celebra esta edición del Foro Económico Mundial, puede ser reflejo de la realidad más amplia: un despliegue de seguridad nunca visto para proteger a los grandes empresarios, políticos y comentaristas de medios. Cabe preguntarse si es posible seguir con reuniones internacionales que requieran tal grado de protección, frente a casi nada en este caso: unos pocos que protestaban contra una conocida cadena de tiendas y otros de la secta Falung Gong.

El 'síndrome del Waldorf' es una derivada del 11 de septiembre. Hay una obsesión, comprensible, con la seguridad. Curiosamente, Rudolph Giuliani, el heroico alcalde de Nueva York cuando ocurrió la tragedia, asegura que 'ahora el mundo es más seguro que el 10 de septiembre, cuando era inimaginable lo que iba a ocurrir'. Ahora EE UU es más seguro porque espera lo inesperable. Hace planes, se prepara, además de llevar a cabo una guerra contra el 'terrorismo catastrófico', como lo llama Thomas Ridge, director la Oficina de la Defensa Interna de EE UU. En realidad, antes también se pensaba lo impensable; lo que ha cambiado es la probabilidad de que ocurra. Mientras, se mantiene el misterio del ántrax y sigue alta la preocupación por posibles ataques con armas de destrucción masiva. Las 'nuevas vulnerabilidades' son también objeto de debate en Davos.

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Economía frágil busca seguridad
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