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'Se actuó tarde y mal'

Vecinos y trabajadores del valle de Escombreras critican la falta de información y temen por sus empleos

El valle de Escombreras, en Cartagena, amaneció ayer desierto. Toda la actividad industrial de las empresas de la zona quedó paralizada y los habitantes de las pedanías cartageneras permanecían en sus casas. 'No sabemos cuándo volveremos a trabajar y desconocemos el peligro que corremos', comentaban varios jóvenes en la principal avenida de Alumbre (2.700 habitantes), la población más próxima a la empresa accidentada. 'Se actuó tarde y mal', apuntó tajante otro vecino, quien recuerda que el incidente comenzó el sábado por la mañana y hasta el domingo al mediodía no se avisó a la población.

Las molestias respiratorias que provoca la densa nube que inunda el valle, y la falta de información sobre las consecuencias del accidente tóxico, son las principales quejas de los vecinos. 'Hasta el domingo a las dos de la tarde no avisaron a nadie, y no se puso en marcha el dispositivo especial de emergencia; pasamos horas sin saber lo que ocurría', denunció el presidente de los vecinos de Alumbre, Fulgencio Andreu, quien lleva cinco años demandando a las autoridades un sistema eficaz de megafonía para avisar a la población en caso de catástrofe. La mejora de las comunicaciones por tren y carretera es otra de las reivindicaciones del pueblo. 'Esto es un embudo, y si algún día pasa algo gordo no lo contamos', comentó un jubilado de una empresa química.

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Alumbre, ubicada en el área metropolitana de Cartagena, parecía ayer una ciudad vacía. La única actividad aparente se terciaba en el bar Roque, donde algunos trabajadores de las empresas petroquímicas, eléctricas y químicas del valle pasaban la tarde. 'No es cosa ni de un día ni de dos, eso es un polvorín', comentó un trabajador de la empresa Fertiberia, que prefiere guardar el anonimato. 'El producto no es tóxico, pero molesta al respirar; y lo peor está por venir', augura este empleado con más de 28 años de antigüedad en Fertiberia.

Los 143 trabajadores fijos de la empresa, y todos los eventuales (que son el doble), temen por sus empleos, ya que el año pasado ya se paralizó una línea de producción. De las 500.000 toneladas de fertilizantes para el campo que producían hace unos años, ahora pasarán a 250.000 toneladas, y el comité de empresa empieza a negociar prejubilaciones. La empresa afectada tiene también otras factorías en Sagunto (Valencia), Lleida, Huelva, Sevilla, Puerto Llano (Ciudad Real) y Madrid, donde están sus oficinas principales. En Cartagena comenzó su actividad a finales de los años sesenta.

Nadie es capaz de calcular cuándo cesarán las emisiones de vapor. La temperatura en la nave donde se almacenaban 15.363 toneladas de abono [conocido como 'triple 15' y compuesto de nitrógeno, fósforo y potasio], alcanza los 300 grados centígrados. Algunos bomberos sufrieron quemaduras en los pies, y sus botas quedaron carbonizadas por el calor.

'La única solución es disolver el producto en agua, y eso requiere tiempo', señaló otro empleado que no se explicaba cómo había podido iniciarse la reacción química. 'Quizá las lluvias de estos últimos días, un poco de aceite o cualquier otra materia orgánica, pueda ser el detonante', comentó este empleado, que calcula en 30,05 millones de euros (unos 500 millones de pesetas) el valor del abono arrasado.

El portavoz de los vecinos cree que viven en 'el olvido'. 'En diciembre logramos que cerrara una empresa de productos químicos muy peligrosa, pero nos ha costado mucho, y ahora este susto', lamenta Fulgencio Andreu, quien recuerda cómo la presión vecinal ha logrado paralizar la instalación por parte de Repsol de dos depósitos de butano y propano. Los vecinos demandan a las autoridades que evalúen las sustancias químicas que tiene cada empresa y su peligrosidad. 'Sólo así dormiremos tranquilos', concluye su presidente.

En Cartagena, donde la nube de gas se aprecia desde lejos, la alcaldesa, Pilar Barreiro, del PP, lanza un mensaje tranquilizador a la población. 'No hay ningún riesgo y los servicios de emergencia han actuado perfectamente'. Para Barreiro, la labor de los bomberos ha sido 'ejemplar'. Ahora, la munícipe dice que sólo hay una solución: 'Agua y tiempo; no podemos hacer más'.

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