La 'cacerolada' espontánea se cobró 67 detenciones
El cielo y la tierra se descargaron el viernes por la noche en el centro de Buenos Aires. El aguacero fue intenso y copioso; la cacerolada, estridente y furiosa. Pero ayer, Gobierno y ciudadanos argentinos se sentían aliviados y satisfechos a pesar de que, al final de la manifestación, ya de madrugada, la policía reprimió con disparos de granadas de gases lacrimógenos a los reducidos grupos que arrojaron piedras y provocaron enfrentamientos, que causaron diez heridos leves. A mediodía aún quedaban detenidas en comisarías 67 personas.
El eco del estruendo metálico se propagó por casi cien ciudades y pueblos de todo el país. La convocatoria fue un éxito. Las asambleas vecinales espontáneas, los mensajes difundidos a través de Internet y las llamadas telefónicas dieron resultado. Sin carteles partidarios. Pero esta vez no cayó el Gobierno, ni siquiera osciló el sillón de un ministro o asesor, como sí sucedió en las tres caceroladas anteriores. Ningún funcionario se dio por aluldido y todos recuperaron la confianza y la autoestima. 'A esta crisis le ganamos con prepotencia de trabajo', comentó la noche del viernes el presidente Duhalde a un ministro, según su portavoz, Eduardo Amadeo, quien a su vez casi parecía suscribir las consignas de repudio que cantaban los manifestantes contra los políticos. Amadeo parecía un analista imparcial cuando comentaba ayer que 'esto muestra el estado profundo de insatisfacción en general con el funcionamiento de las instituciones'.
La Secretaría de Seguridad desplegó casi 15.000 policías para prevenir incidentes violentos. El miedo funcionó como disuasor y la represión policial del final respondió a una orden superior sin motivos aparentes que la justificaran.
El presidente Duhalde inauguraba ayer su programa Conversando con el presidente por la cadena de Radio Nacional, con un mensaje grabado de 18 minutos. En un tono coloquial, además de resaltar que el país se encuentra en 'una situación límite', Duhalde dijo que se está elaborando un plan económico con la colaboración de 'los mejores especialistas del mundo'.
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