Movida
No me podía imaginar la repercusión que iba a tener la ya famosa sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) acerca de la movida nocturna denunciada por vecinos de la zona del Arenal de Sevilla. Es opinión generalizada de los editorialistas y columnistas de la prensa andaluza afirmar que ya, por fin, alguien ha decidido intervenir y exigir la actuación de las autoridades con vistas a impedir tan molesta actividad del fin de semana. Y sin embargo, tengo mis serias dudas de que una sentencia judicial vaya a modificar este hábito social tan extendido entre las multitudes veinteañeras.
Comprendo y simpatizo con aquellos vecinos irritados y afectados por esa actividad nocturna que les impide descansar las noches de viernes y sábado. Entre otras razones porque mañana puedo ser yo el perjudicado. Y comprendo que exijan a los munícipes algo más que palabras y discursos donde trasladan sus responsabilidades hacia arriba.
Pero hay otra movida que, lenta pero cada vez más ruidosamente, va llenando las calles de la sevillana ciudad encantada. Hablamos de la movida cernudiana. Con motivo de su centenario, Sevilla, la ciudad donde nació el poeta y a la cual nunca quiso regresar, quiere ponerle una estatua de bronce en una de las plazas, la del Pan, recordada con nostalgia en sus versos. La propia portavoz andalucista y primera teniente de alcalde avala el proyecto ya que, afirma literalmente, 'en Sevilla andamos cortitos de estatuas'. Y así, asistiremos a conferencias, homenajes y actos donde los sevillanos más notables hablarán maravillas de la persona y del poeta que mantuvo una relación no precisamente impecable con esta ciudad. Ante esta serie de previsibles y tópicas actuaciones de autoridades y personalidades, bienvenidos sean artículos y voces como la última del poeta sevillano Fernando Ortiz recordando que ese tipo de propuestas estatuarias son 'horteradas faraónicas'. El estilo, la sensibilidad y la relación de Cernuda con Sevilla y de ésta con el poeta exigen un centenario y unos actos acordes precisamente con aquella actitud del poeta muerto en México porque no lo quiso hacer, quizá a su pesar, a orillas del Guadalquivir.
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