Israel ocupa Ramala y cerca a Arafat tras el último atentado suicida palestino
El Ejército dispara sobre los palestinos causando un muerto y 10 heridos graves
'Disparad, disparad', gritaban ayer los muchachos de Ramala a los tanques israelíes, mientras sobre ellos lanzaban sus piedras, tratando así de cerrar el paso de los blindados en su camino hacia la residencia de Yasir Arafat, en la que el líder palestino se encuentra confinado desde hace cerca de un mes. Una veintena de tanques habían irrumpido en la capital de Cisjordania a primera hora de la madrugada, reforzando el asedio de la ciudad, al mismo tiempo que los F-16 bombardeaban los cuarteles de la policía de Tulkarem, en represalia por el atentado contra la sala de fiestas de Hadera.
Jóvenes de Ramala, armados con piedras, se enfrentaron ayer durante toda la jornada a los tanques israelíes, acantonados al menos en una docena de barrios de la ciudad. Los muchachos en las calles se alejaban y acercaban a los blindados, guardando siempre una respetuosa distancia, evitando convertirse en un blanco mortal. Los blindados respondieron con contundencia y superioridad a los ataques de los muchachos provocando no menos de 10 heridos graves y ocasionando la muerte de un muchacho de 22 años, Hami Odeh, que falleció por impactos de bala en el pecho y en el cuello.
Los tanques alternaron los disparos de balas y obuses con el lanzamiento de bombas de gases lacrimógenos y de sonido. Un olor acre, en algunos casos irrespirable, embargó numerosos puntos de la ciudad, entró en casas e inundó habitaciones. Palestinos armados, en coches civiles, patrullaron sin cesar y con discreción las calles más calientes, sin atreverse a intervenir en los enfrentamientos.
'Más de la mitad de Ramala ha sido ocupada por los tanques israelíes y una decena de barrios viven sometidos a un toque de queda permanente y sin fin' aseguraba ayer Mustafa Barguthi, uno de los pacifistas palestinos más activos de la ciudad, responsable de una organización no gubernamental a través de la que se financia una red de centros de asistencia sanitaria.
Los tanques israelíes eran especialmente visibles en los barrios de Atiri y Tarifi en pleno corazón de Ramala, pero su presencia era más espectacular e insultante en Al Balau, a pocos metros del mukata, la antigua prisión británica, convertida en cuartel general de la Administración palestina, y en la que desde hace un mes se encuentra bajo arresto el presidente Yasir Arafat. A menos de 30 metros de sus cañones se encuentra confinado el máximo responsable de la Autoridad Nacional Palestina. Soldados de infantería, paracaidistas y brigadas especiales han tomado asimismo otros puntos estratégicos de la ciudad, irrumpiendo además en domicilios de destacados dirigentes de la Administración autónoma. Los soldados han ocupado la casa de Tawfiq Tirawi, el máximo responsable de los servicios secretos de Cisjordania, pero también algunas habitaciones del domicilio de Marwan Barguthi, el líder de los Tanzim, parlamentario de Al Fatah, el rebelde de la Intifada.
Las calles de Ramala permanecían ayer desiertas. Las tiendas estaban cerradas y la población se había encerrado en sus casas, esperando una nueva vuelta de tuerca del asedio israelí. Cuatro de las cinco entradas de la ciudad estaban selladas por el Ejército israelí. Sólo la que le une a Jerusalén permanecía limpia y expedita. Se esperaba que por ella entren en las próximas horas más fuerzas, más hombres y más blindados.
Ramala no es la única. Tulkarem también fue castigada. Aviones F-16 de fabricación norteamericana lanzaron ayer por la madrugada, antes del alba, una decena de misiles sobre el complejo de cuarteles y oficinas de la autoridad palestina, destruyendo hasta los cimientos. El ataque ocasionó dos muertos y más de 40 heridos, algunos de ellos graves. La agresión se centró sobre todo en la prisión en la que se encontraban encarcelados varios dirigentes fundamentalistas, la mayoría de los cuales lograron escapar a través de los muros y ventanas destrozadas.
Las represalias israelíes no han hecho, sin embargo, más que empezar. Avi Pazner, uno de los portavoces más serenos del primer ministro Ariel Sharon, anunciaba que 'los palestinos recibirán una lección que nunca van a olvidar'. Las amenazas de los israelíes han provocado todo tipo de conjeturas; algunos especulan con una expulsión de Arafat de los territorios, otros con deportaciones masivas.
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