Los límites impuestos por la ley española son correctos, según la UE
Los expertos europeos confirman la vigencia actual de los niveles fijados en 1999
La información obtenida en los últimos años en todo el mundo sobre los posibles efectos sobre la salud de las emisiones en el rango de la radiofrecuencia y las microondas no justifican una revisión de los límites recomendados por la Comisión Europea en 1999, límites que son los que recoge la ley española correspondiente de septiembre del año pasado. A esta conclusión llegaron recientemente los expertos que revisaron la situación a petición de la CE.
El Comité de Toxicología, Ecotoxicología y Medio Ambiente de la Comisión Europea ha aceptado el informe elaborado durante 2001 por el comité científico que analiza los posibles efectos sobre la salud de los campos electromagnéticos en general y que supone una revisión de su primer informe, adoptado en Europa en 1999. Esta revisión fue solicitada por la CE debido a que el continuo desarrollo de la industria de las telecomunicaciones ha aumentado la exposición del público en general a estas emisiones y además la visibilidad de las antenas ha aumentado la preocupación pública sobre los posibles riesgos. Se trata de un tema de ámbito mundial, y las recomendaciones base son las de la Comisión Internacional para la Protección de la Radiación No Ionizante.
Epidemiología
Los científicos han analizado los estudios epidemiológicos y los de laboratorio para ver si era necesario elevar los límites de exposición a los campos electromagnéticos de cualquier frecuencia como aplicación del principio de precaución, ya que hasta ahora no se ha podido demostrar que estas radiaciones no ionizantes produzcan efectos nocivos.
El documento resume, en palabras de Antonio Hernando, miembro del comité, una revisión de datos recientes, tanto epidemiológicos como biológicos y genéticos. En sus conclusiones, el comité señala que en las emisiones de radiofrecuencia y microondas (las utilizadas en telefonía móvil y fija y en radio y televisión) no se han encontrado pruebas de casos de cáncer en niños o adultos en estudios epidemiológicos muy amplios y que tampoco se han encontrado indicios de daños genéticos en estudios de laboratorio. Los expertos admiten que se puedan presentar síntomas subjetivos en algunos individuos pero señalan que no se conocen suficientes datos sobre estos casos como para modificar los criterios existentes.
La variable que más influye en los efectos de una radiación no ionizante sobre un organismo biológico es la frecuencia. Según la frecuencia, se producen corrientes de inducción, absorción de energía o calentamiento superficial. En todas las emisiones el rango de energía involucrado es mucho menor que en la radiación ionizante (radiactividad). Esta última está demostrado que produce efectos bioquímicos, tales como la ruptura de los enlaces químicos covalentes y la generación de iones.
Sólo en el caso de campos estáticos y de frecuencias muy bajas (como los de las líneas de alta tensión, los electrodomésticos y los detectores de metales), los expertos indican que existe cierta y limitada evidencia de su relación con un aumento del riesgo de leucemia infantil en niños expuestos a un alto nivel de radiación (por encima de 0,4 microteslas). En Europa el índice de leucemia infantil es de 45 niños por millón y se estima que el número de niños sometidos a campos superiores a los citados es inferior al 1%. Al hacer los números pertinentes, los expertos encuentran que no pueden hablar todavía de una relación causa-efecto entre las emisiones de muy baja frecuencia y el riesgo de contraer leucemia en niños.
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