Disparos contra el primer avión cargado de prisioneros

La partida hacia Guantánamo del primer grupo de 20 prisioneros de la guerra afgana, anoche, estuvo envuelta en tensión. Un grupo de francotiradores disparó contra el avión militar que los transportaba en el momento del despegue, y los marines estadounidenses que vigilaban el aeropuerto de Kandahar respondieron al fuego. Los francotiradores no fueron localizados y un portavoz militar dijo que el vuelo proseguía normalmente. Los prisioneros, cuya identidad no fue revelada, fueron registrados minuciosamente en la pista del aeropuerto y embarcaron en un C-17 en dos grupos de diez, encadenados, encapuchados y vestidos con sudaderas de color naranja. Sus barbas, obligatorias bajo el régimen talibán, habían sido afeitadas 'por razones de higiene', según fuentes del destacamento de marines. No se informó sobre si finalmente los detenidos fueron sedados con Valium, como se había previsto para evitar intentos de rebelión durante un viaje de 12.000 kilómetros y casi 20 horas, con escala en un país no revelado para cambiar de avión.

Una vez en el C-17, cada uno fue encadenado a un asiento y sometido a la vigilancia de al menos dos soldados de la Fuerza Aérea provistos de armas con munición especial para evitar que un posible disparo perforara el fuselaje y la cabina perdiera presión. Estaba previsto que los detenidos permanecieran siempre atados a los asientos y utilizaran orinales en caso de necesidad. El menú consistía en bocadillos de mantequilla de cacahuete.

La situación legal del primer grupo enviado a la base de Guantánamo (Cuba) seguía siendo confusa. El Gobierno estadounidense se niega a calificarles de 'prisioneros de guerra', ya que ello concedería legalidad militar a los combatientes de Al Qaeda y les otorgaría los derechos contemplados en la Convención de Ginebra. Según el Pentágono, son simples 'detenidos' cuya situación se estudiará 'caso por caso'.