Los bancos reabren hoy sus puertas en un clima de crispación

Los bancos argentinos abren hoy las puertas con la incertidumbre de sus clientes sobre ahorros, salarios y jubilaciones. Todos esperan con ansiedad la hora clave. La crispación es enorme. El Gobierno y los banqueros temen una reacción violenta de los desesperados ciudadanos que, hasta ahora, han aguardado paciente e inútilmente en largas colas y bajo un sol abrasador para retirar su dinero. El presidente, Adolfo Rodríguez Saá, pidió cooperación a los bancos.

Se refirió el presidente a la necesidad de mejorar la atención a los usuarios y 'a nuestros viejitos'. Sabe Rodríguez Saá que, tras casi un mes de congelación parcial de fondos y 10 días de actividad bancaria bajo mínimos, la paciencia de la población se agota. El mandatario difícilmente podría sobrevivir a una tercera movilización popular como la del viernes pasado.

El vicepresidente del Banco Central, Mario Blejer, y los responsables de los principales bancos han hecho números sobre el impacto de un eventual levantamiento de las restricciones bancarias que decretó el ex ministro de Economía Domingo Cavallo el 1 de diciembre, un día después del viernes fatídico en el que se retiraron 1.500 millones de dólares. Las reservas del sistema financiero no están en condiciones de soportar una nueva carrera en busca de efectivo.

El Banco Central cuenta apenas con 3.300 millones de dólares en reservas de libre disponibilidad para garantizar la convertibilidad (paridad entre el peso y el dólar) de los 10.000 millones de pesos de circulante. Argentina ha llegado a esta situación tras una retirada sostenida de depósitos, que entre enero y septiembre de 2001 fue de 6.633 millones de dólares. No hay datos oficiales de octubre y noviembre, los dos meses previos a la congelación parcial de depósitos -el corralito-, pero basta recordar la carrera hacia los bancos del fatídico viernes 30 de noviembre.

Las últimas estadísticas del Ministerio de Economía dan cuenta de 101.000 millones de dólares depositados en bancos extranjeros o invertidos en propiedades y en acciones y bonos de empresas del exterior. Hace dos años, cuando asumió la presidencia Fernando de la Rúa, los fondos en el exterior eran 90.000 millones de dólares. En una década los activos argentinos fuera del país se han duplicado, ya que en 1991 eran 50.077 millones de dólares. El dinero en el exterior aumentó a un ritmo del 9% anual, tres veces más que la tasa de crecimiento económico de la década.

En 'la Argentina paralela', de la que hablaba ayer el diario Página 12, hay que incluir los dólares en efectivo que muchos ciudadanos guardan en cajas de seguridad o en sus hogares: 25.000 millones, según estimaciones de los dólares enviados desde Estados Unidos.

La deuda externa, pública y privada, asciende a 145.000 millones de dólares. El 55% proviene de créditos tomados durante el Gobierno de Carlos Menem (1990-1999); el 25%, de la dictadura militar (1976-1983); el 13,6%, del Gobierno del radical Raúl Alfonsín (1984-1989), y sólo el 1% de los dos últimos años de Fernando de la Rúa, según un estudio del economista Rubén Torressi.

Buscar una salida al bloqueo de depósitos es la prioridad del Gobierno provisional tras los cacerolazos. De la emisión de una tercera moneda, que iba a ser el eje del programa de Rodríguez Saá, ya ni el presidente habla de ella.