'El precio de la luz debería duplicarse si incluyera los costes medioambientales'
Domingo Jiménez-Beltrán es director de la Agencia Europea del Medio Ambiente, con sede en Copenhague, desde 1994 y espera abandonar su puesto el próximo junio. En las semanas previas al inicio de la presidencia española de la UE, el enfrentamiento entre este aragonés de 57 años y el Gobierno español ha sido patente. Los análisis de la agencia, que dejan en el peor lugar a España en cuanto a sus compromisos de reducción de emisiones y, sobre todo, su informe sobre el Plan Hidrológico Nacional, movió al ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, a pedir a la Comisión Europea, en una reacción sin precedentes, la apertura de un expediente para un funcionario comunitario de su propio país.
Jiménez-Beltrán, visiblemente afectado por tales hechos a pesar de que la Comisión defendió su gestión, no quiere reabrir la polémica y asegura esperar una buena colaboración entre la agencia y la presidencia española. Pero su discurso sigue siendo incómodo para los políticos. Europa debería, en su opinión, plantear el aumento de la fiscalidad y la reducción del consumo de energía, asuntos ambos de escasa rentabilidad electoral.
Pregunta. Europa tiene muchísimas normas medioambientales y la concienciación social es más alta que nunca. Pero todo ello no se traduce en mejoras del medio ambiente.
Respuesta. El problema es el de siempre, que las políticas sostenibles sólo se conseguirán cambiando las llamadas políticas motoras: la agricultura, el transporte y la energía. La política medioambiental ha tenido que actuar de forma reactiva para neutralizar las presiones de esos sectores. El gran éxito de la política medioambiental europea es que se ha favorecido una estrategia de desarrollo sostenible, que implica cambios en esas otras políticas. Ahora ya se habla de transporte sostenible, de recuperar el peso del ferrocarril en detrimento del transporte por carretera, de agricultura de calidad. El cambio más importante es la política energética, en donde se han fijado objetivos para las energías renovables: un 22% en la producción de electricidad.
P. Desarrollo sostenible. ¿Cree que la gente sabe qué significa?
R. No. El mensaje no ha calado porque no se ha concretado. A la Cumbre de Barcelona van a ir indicadores que mostrarán precisamente las dificultades que hay para conseguir unas mejoras económicas sin aumentar la presión en el medio ambiente. Lo importante es que los jefes de Estado van a ver las contradicciones, las inconsistencias.
P. ¿Qué inconsistencias?
R. Se quieren cumplir los acuerdos de Kioto y al mismo tiempo se prevé el incremento del consumo eléctrico y de transporte por carretera. La inconsistencia continuará, pero va a ser más patente y va a preocupar a las altas instancias políticas.
P. Europa está promoviendo tecnologías limpias, lo cual libera la conciencia del ciudadano.
R. Sí, hay medidas que no son nada populares y que no se quieren tocar. Por ejemplo, a mí me sorprende que la prensa española nunca hable de la gestión de la demanda. Todos hablan del incremento de la oferta. Es un error garrafal, porque no se está trasladando la responsabilidad a todo el mundo. Del aumento de emisiones en España no tiene la culpa el Gobierno. Es responsable el sistema socioeconómico español. La demanda de la energía eléctrica ha aumentado en los últimos cuatro años un 25,7%, el PIB sólo un 16%.
P. Nadie quiere oír hablar de aumentar la fiscalidad.
R. Claro. Pero que la electricidad esté tan barata es increíble. Según nuestros estudios debería costar casi el doble si incluyera todos los costes reales, también los medioambientales Los problemas que hemos vivido en España con la luz tienen que ver con el consumo, que se ha disparado, lo que a su vez tiene que ver con las emisiones de gases.
P. ¿Cree que un aumento de precios conlleva siempre un menor consumo?
R. Sí. Pero, además, la fiscalidad tiene otros aspectos. Por un lado, se trata de pagar el precio justo, lo que realmente cuestan las cosas. Por otro, se pueden liberar otras cargas del sistema impositivo. Tercero, da entrada a energías renovables, que son cada vez más competitivas si conseguimos internalizar costes. Lo importante es que la gente entienda lo que es desarrollo sostenible, que significa hacer políticas que se puedan mantener. Demasiado turismo mata al turismo. Demasiado tráfico destroza el tráfico.
P. ¿Qué espera de la presidencia española en materia medioambiental?
R. España puede dar un gran empuje porque va a organizar la primera cumbre, en Barcelona, en la que se va a tratar el desarrollo sostenible. Es la presidencia que va a preparar la Cumbre de Johanesburgo . Luego está la conferencia Euromediterránea en Valencia, el tema del suelo...
P. ¿Teme que la presidencia española ignore el trabajo de la agencia debido a un enfrentamiento personal con usted?
R. Quiero pensar que no. Hay que distinguir entre las diferencias que haya podido haber y el trabajo de esta agencia. He enviado al ministro otra carta, una en febrero y otra en diciembre, sobre lo que la agencia puede aportar a la presidencia española.
P. ¿Ha habido ya alguna contestación a esas cartas?
R. No a la segunda, pero sigo pensando lo mismo.
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